Fantasmas de Chuck Palahniuk, autor de la novela El club de la lucha, me ha costado leerlo un poco más de lo habitual. No ha sido por su extensión, aunque es cierto que son 555 páginas, ya que acaba siendo más corta de lo que parece por la letra grande y los espacios entre frases y capítulos; ni siquiera por su lenguaje, ya que es bastante coloquial y sencillo de leer. Lo que creo que ha pasado es que me ha saturado un poco, de lo que saco una lección que voy a aplicar a futuras lecturas, y es no iniciarme con un autor al que no conozco aún con una obra extensa. Ésta novela me ha producido sentimientos encontrados, tan pronto estaba aburridísima, como enganchadísima y sin poder dejar de devorar páginas y páginas. Eso sí, antes de hablar del argumento, aviso que no es un libro para estómagos delicados. El mayor defecto y la mayor virtud de Palahniuk es la provocación, la violencia, lo extremo y lo escatológico, no se corta nada y huye de convencionalismos o de ser políticamente correcto. Hay que estar preparado para ésto, porque la novela supone una sucesión de escenas escabrosas que a veces nos hacen reír, otras asombrarnos pero muchas otras morirnos de asco. De hecho, durante la lectura pública del primer capítulo en EE.UU. algunos de los asistentes acabaron vomitando. A mí no me parece que sea para tanto, pero sí que es fuerte.
Fantasmas está narrado en tres planos: en un primero se cuenta la historia de un grupo de personas que decide voluntariamente encerrarse durante tres meses en un viejo teatro abandonado respondiendo a un anuncio que promete un retiro para escritores para que éstos escriban su obra maestra; segundo, se presentan una serie de "poemas" en prosa, que recita cada uno de los personajes a sus compañeros; y tercero, las historias que cada uno de ellos cuenta sobre su propia vida. Lo mejor de todo son las pequeñas historias que nos ayudan a conocer a los personajes, aquí es donde se demuestra la gran imaginación del autor que es capaz de inventar tantas, tan variadas y tan sorprendentes historias. Cada uno de los personajes tiene un mote que ha recibido a raíz de la historia que ha contado: San Destripado, Madre Naturaleza, Miss América, Dama Vagabunda, Conde de la Calumnia, Duque de los Vándalos, Directora Denegación, Reverendo sin Dios, Casamentero, Hermana Justiciera, Chef Asesino, Camarada Sobrada, Agente Chivatillo, Eslabón Perdido, Condesa Clarividencia, Baronesa Congelación o Señorita Estornudos. Así como los organizadores del retiro, el señor Whittier y la señora Clark. Sus historias son de lo más escabrosas: un adolescente que mientras se masturba en el fondo de la piscina de su casa ve cómo su intestino es succionado por la bomba de la piscina; un matrimonio rico que fingen ser vagabundos porque todo les aburre ya o la descripción de cómo se desprende la piel de una persona al cocerse en aguas volcánicas demasiado calientes, sólo por poner algunos ejemplos. Palahniuk quiere movernos a sentir cosas y lo consigue, no ahorra detalles más bien se explaya en los más escabrosos. Pero bajo todo ese afán de provocación hay un fondo, una crítica feroz a los realitys televisivos, a los cinco minutos de gloria que parece que mucha gente quiere lograr contando sus miserias en televisión. Ninguno de los personajes tiene intención de escribir nada, sino que imaginan cómo contarán su encierro en las cadenas de televisión, para eso tienen que inventar una nueva realidad que sea atractiva para el público y un demonio. Empiezan así a mutilarse a sí mismos, estropean la caldera y la comida, pasan hambre a propósito, comienza el canibalismo y los excesos, culpando de todo al señor Whittier, tan sólo por lograr la fama cuando salgan de su encierro. Se trata de una lectura diferente y original, bastante dura y escabrosa, pero que saca a la luz lo peor del ser humano, lo que no siempre se quiere ver.