"¿Estamos despiertos?", pregunta el agente del FBI, Pepper (Keegan-Michael Key), a su compañero Budge (Jordan Peele) en el último episodio de Fargo. Esa duda tiene que ver con lo que percibimos como "realidad". El mito de la caverna de Platón planteaba que nos conformamos con ver las sombras de lo real. Que si nos liberásemos de las cadenas y saliésemos fuera podríamos ver los objetos verdaderos y no sus reflejos. Esto nos acercaría al conocimiento y a la idea del "bien". En Matrix (Los hermanos Wachowski, 1999), Neo (Keanu Reeves) descubre que ha vivido siempre en una simulación. Pero lo que encuentra al desengancharse no es el "bien" sino un mundo devastado. Cuando Albert Camus hablaba del absurdo de la existencia humana -en El mito de Sísifo (1942)- describía algo parecido a un "despertar". Como si de repente viéramos la realidad más clara, más fría, casi hiriente, porque la hemos despojado de su sentido. Nada parecido a un sueño.
Simetría: la nariz de Lester Nygaard se rompe en el primer capítulo y en el último.
En la primera temporada de Fargo hemos visto como la mayoría de los personajes parecen encadenados -por su falta de inteligencia- a las leyes, los valores religiosos y las normas sociales. Todos, menos uno: el asesino a sueldo Lorne Malvo (Billy Bob Thornton). La llegada de éste -¿Superhombre?- al pueblo de Bemidji (Minnesota) activa la historia, la investigación policial de sus crímenes. Pero, más importante, la interacción con Malvo cambia profundamente a los personajes que le rodean. Lester Nygaard (Martin Freeman) es un pringado cuando le conoce en el primer episodio. Ahora es un "triunfador" con varias muertes a sus espaldas. Molly Solverson (Allison Tolman) era una simple ayudante de policía hasta que Malvo asesina a su jefe. Ahora Molly es una investigadora capaz -además tiene una familia- destinada a ser la nueva jefe de policía. Algo muy parecido ocurre con Gus Grimly (Colin Hanks) y con los agentes del FBI, esos que ahora dudan de la misma realidad.
Lou Solverson (Keith Carradine) espera en el porche con una escopeta como Wyatt Earp (Henry Fonda) en Pasión de los fuertes (John Ford, 1946). Tiene el último episodio de esta temporada de Fargo una atmósfera casi de western en la que Malvo acecha el pequeño pueblo como un pistolero. O más bien, como un lobo que merodea alrededor de unos borregos. Molly actúa como el perro guardián que debe proteger al rebaño. Y no olvidemos que Lester pretende ser un lobo de la talla de Malvo. En el episodio anterior hemos visto cómo ha orquestado una coartada para evitar la persecución de Malvo utilizando a su mujer, cuya vida le resulta prescindible. Pero Malvo sigue detrás de Lester, y son los agentes del FBI los encargados de protegerle. Por último, hay otro personaje que durante toda la serie ha estado cruzándose con Malvo, Gus Grimly (Colin Hanks). En este episodio volverá a ocurrir uno de esos encuentros casuales, precedido por una imagen que anticipa la aparición del asesino: Gus se encuentra con un lobo, lo que confirma a este depredador como la metáfora de Lorne Malvo. De hecho, Molly advierte que el asesino, tal vez, ni siquiera es un hombre, elevándolo a una estatura mítica, como si hubiera salido de una pesadilla.
"¿Esto es lo que quieres?" preguntó una y otra vez Lorne Malvo a Lester Nygaard en el capítulo anterior. Ambos se habían encontrado casualmente en un hotel en Las Vegas. El asesino ofrecía al vendedor de seguros que siguiera con su -nueva- vida, pretendiendo que no le había reconocido. Malvo le dio la oportunidad a Lester de decidir. La pregunta aparece ahora en la mente de Lester cuando Malvo le busca para matarle. ¿Y si hubiera decidido otra cosa? Para Jean-Paul Sartre "la libertad es la categoría antropológica fundamental": el hombre no es consecuencia de determinismo alguno, ni biológico, ni histórico, ni social, ni teológico; es una consecuencia de lo que él mismo ha decidido ser. Antes de llegar al clímax de Fargo -y a pesar de todos sus encuentros casuales- Malvo obliga a Lester a decidir si realmente quiere un enfrentamiento. En el mismo sentido, Lou Solverson (Keith Carradine) le ofrece a su hija Molly la opción de no ir a la comisaría -está embarazada- para ocuparse de la amenaza de Malvo. Asimismo, Gus le pide a Molly que no lo haga, apelando a la mala suerte, a fuerzas que no se pueden controlar. Pero Molly decide presentarse en la comisaría. Allí, su jefe Bill Oswalt (Bob Odenkirk) ha comenzado a ver detrás del velo de la realidad y se horroriza al descubrir a individuos como Malvo. Bill decide dejar el trabajo policial y reconoce que nunca ha sido de los que se plantean las cosas. Prefiere vivir "dormido". Como en un sueño. Bajo la ilusión de que somos buenas personas. Curiosamente, Molly recuerda una anécdota sobre un hombre que pierde un guante y lanza su pareja por la ventana del tren para que el que lo encuentre tenga los dos.
A pesar de los esfuerzos de Molly, Malvo consigue llegar a Lester. En el proceso, mata a los agentes del FBI -Pepper muere con la sensación de despertar de un sueño- y en este enfrentamiento final, el guionista Noah Hawley confirma la analogía con la que ha estado jugando toda la temporada: Malvo es un animal, un depredador, un lobo. Pero Lester ya no es un borrego y le caza con una trampa para osos. Antes Malvo había contado cómo un oso se automutilaba para "morir en sus propios términos" y ahora el asesino hace exactamente esto. Cuando agoniza en la rústica cabaña que le ha servido de escondite, un lobo aparece delante de su ventana, anunciando su muerte. Es entonces cuando entra Gus Grimly, que completa aquí una evolución que le ha llevado de ser un cobarde, un borrego, a reunir el coraje para ser capaz de acabar con el asesino y de proteger así a su familia. Gus se convierte en "perro guardián". Aunque él mismo lo dude. Antes, Gus resuelve la pregunta científica propuesta por Malvo, sobre los tonos de verde que distingue el ojo humano... para detectar a los depredadores. Gus mata a Malvo -este se aferra a la vida, el único valor absoluto, con la boca llena de sangre, como un vampiro- y de paso consigue unas grabaciones que acaban siendo la prueba definitiva contra Lester. Pero el vendedor de seguros, como el oso, como Malvo, prefiere la muerte al cautiverio. El agujero en el hielo quebradizo que se traga a Lester recuerda a esa herida de bala en su mano que fue el símbolo de su culpa. En todo caso, podemos relacionar su final con el título de este episodio, Morton´s Fork. Se trata del dilema del tenedor de Morton, en el que dos opciones diferentes dan el mismo resultado negativo. Lester evita morir a manos de Malvo, pero vencerle y dejarle herido solo consigue desencadenar los hechos que le llevarán a un desenlace equivalente. La muerte siempre es el final, no importa el camino elegido.
Muerto Malvo, muerto Lester, se restablece el orden y esto se expresa en la imagen de una familia viendo la televisión: Moly, Gus y la hija de este. ¿Deberían haberle dado la medalla a Molly en lugar de a Gus por resolver los crímenes? Al final de Fargo (Joel & Ethan Coen, 1996), Marge Gunderson (Frances McDormand) y su marido Norm también discuten sus méritos sentados delante de un televisor. Norm ha ganado un concurso de pintura y dicho logro se compara con los de Marge, que acaba de resolver varios asesinatos. Tanto en la película como en la serie, los hechos que acabamos de presenciar, crímenes terribles, investigaciones policiales y auténticas masacres, son rebajados en importancia ante lo cotidiano, ante lo doméstico. La vida sigue, en su devenir absurdo, sin que ningún suceso destaque por encima de otro.