Revista Deportes

Farra holandesa

Publicado el 14 junio 2014 por Oscar @olavid25
En Madurodan (Países bajos), una maqueta recuerda el partido de la final del Mundial de Sudáfrica. Los holandeses pueden añadir ahora otro minicampo de fútbol con la gesta del 1-5. (Foto: Torres)

En Madurodam (Países Bajos), una maqueta recuerda el partido de la final del Mundial de Sudáfrica. Los holandeses pueden añadir ahora otra con la gesta del 1-5. (Foto: Torres)

En el patio del colegio, las normas eran otras y lo mismo que unos días estaba prohibido tirar fuerte, otros se imponía el clásico “A la de tres penalti”, que pretendía agilizar el juego y evitar que se repitieran los saques de esquina. Los primeros son de prueba, debió pensar el colombiano Wilmar Roldán, que arbitraba el México-Camerún y no dio por legal un gol hasta que Dos Santos y los suyos marcaron tres. Como propina se comió una pena máxima, que dicen los rebuscados. Y todo ello con no sé cuántas cámaras en el campo para comprobar que el balón entra en la portería. Más tecnología hace falta y más vista, claro. De no ser por la manita que se llevo España en su simulacro de partido con Holanda, los árbitros seguirían en lo más alto del protagonismo mundial. Ya estoy deseando ver otro partido de Brasil para ver cómo se lo montan. Entretanto, entretiene ver el efecto de los trasnoches holandeses. Se van de farra, vuelven a las once de la mañana y corren como demonios. Es que España está mayor. Ah, pues Robben y Snaider y De Jong y Van Percie también andaban hace cuatro años (y algunos más) por esos campos del mundo. Hay que salir más, divertirse, pensar menos en las primas.

En España, después de meses pendientes de la prima de riesgo, ahora no se acuerda nadie de aquello. Para pagar aquellos intereses nos recortaron el sueldo, la paga de Navidad, la pensión, la cuenta de publicidad y hasta la carrera profesional. Y ya se nos ha olvidado. Así no vamos a ningún lado. Hay que aprender de Holanda, que todavía tienen muy presente que los españoles les echaron de Salvador de Bahía en 1625, en una batalla que les costó un mes de asedio. Entonces íbamos con los portugueses, pero era la infantería española la que cortaba el bacalao. No fue una broma, fue la expedición transoceánica de más enjundia hasta esa fecha y estaba pensada ex profeso para zumbar a los naranjas. Los Países Bajos se independizaron después de la Guerra de los Ochenta Años (1566-1648) y aunque ganaron, les quedó un resquemor con Felipe II y el duque de Alba que sólo se les pasa cuando se suben a la caravana y se vienen a pasar las vacaciones al Mediterráneo. Son buena gente, pero échales un galgo cuando llevan el balón en los pies, aunque les guíe un señor tan pesado como Van Gaal y les haga jugar con cinco defensas.


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