Me apena y me preocupa a partes iguales la relativa indiferencia con la que las redes sociales han reaccionado ante los que considero graves hechos ocurridos esta mañana en la Universidad Autónoma de Madrid. Preocupa aún más el número de mensajes que justifican y aplauden que un grupo de cobardes encapuchados y con la cara tapada impidieran con gritos e insultos un acto universitario en el que iban a participar el ex presidente Felipe González y el presidente de PRISA, Juan Luis Cebrián, y que al final tuvo que suspenderse. Si esto ocurre en unas redes que se inundan de miles de mensajes ante la última tontería que ha dicho o hecho el futbolista de moda, sobra cualquier comentario o calificativo sobre el uso mayoritario que se está haciendo de ellas.
Pero la preocupación va en aumento al comprobar que el asunto tampoco merece una atención singular en la mayoría de las principales cabeceras digitales que se reclaman de izquierdas. Sólo EL PAÍS, EL MUNDO y ABC cuentan lo ocurrido en lugar destacado. Parecería - y eso si es más alarmante todavía - que sólo los medios de centro derecha - llamémoslos así por convención - se atreven a salir en defensa del derecho a la libertad de expresión que como a cualquier otro ciudadano asiste a Felipe González y a Juan Luis Cebrián.
Puede que algunos piensen que exagero y que lo ocurrido esta mañana en la Autónoma madrileña no deja de ser un episodio aislado al que no hay que darle mayor importancia. Discrepo: en primer lugar porque no es un hecho tan aislado como se quiere hacer ver y, en el caso de que lo fuera, ello no es razón suficiente para ignorarlo o relativizarlo hasta el punto de hacerlo pasar por una mera "protesta estudiantil", como lo ha calificado ya el líder de Podemos. El hecho de que el boicot haya tenido lugar en una universidad, un espacio en el que ha de primar la tolerancia y el intercambio de ideas sobre la base del respeto a quien no piensa igual, lo hace especialmente repudiable y condenable.
Sería muy grave que el penoso espectáculo de hoy haya sido orquestado políticamente aunque, por desgracia, la tibieza con la que Pablo Iglesias lo ha interpretado, calificándolo de "protesta estudiantil", no ayudan a despejar las sospechas. Se impone por tanto que el líder de Podemos condene en toda regla lo ocurrido en lugar de jugar al despiste y a la ambigüedad. No valen medias tintas ni responder a la acusación del PSOE con más acusaciones, sobre todo por parte de alguien que procede precisamente del mundo universitario como Iglesias y muchos de sus correligionarios de la cúpula de Podemos.
Puede que no gane muchos amigos ni muchos "me gusta" con este post, pero creo que convertir una universidad en un reducto fascista en el que es imposible confrontar las ideas, incluso con aquellos con los que no coincidimos en nada, es un hecho que debería preocuparnos mucho más como sociedad de lo que lo ha hecho éste y otros no tan lejanos en el tiempo. Callar o mirar para otro lado no ayuda a erradicar estos comportamientos deleznables del ámbito universitario ni del conjunto de la sociedad. En esto, como en tantas otras facetas de la vida, la prevención del mal es mucho más efectiva que su cura.
Aunque parece que son de un pastor protestante alemán llamado Martin Niemüller, siempre se han atribuido al poeta y dramaturgo Bertold Brecht unos versos que advierten con crudeza de las consecuencias del silencio y la indiferencia de la sociedad ante comportamientos fascistas como los de hoy en la Autónoma de Madrid. Salvando las distancias históricas, no está de más recordarlos y tenerlos siempre presentes en un país en el que costó cuarenta años y mucho dolor y represión recuperar, entro otros, el derecho a la libertad de expresión. ¿O es que ya se nos ha olvidado?
"Primero apresaron a los comunistas, y no dije nada porque yo no era un comunista. / Luego se llevaron a los judíos, y no dije nada porque yo no era un judío. / Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era ni obrero ni sindicalista. / Luego se llevaron a los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. / Hoy vinieron por mí, pero ya es demasiado tarde."