“Apariencias, primeras impresiones y otras tonterías del estilo”
La noche me aburre, me inspira pero si tengo que cruzar la puerta de casa… Me aburre.
Dicen que es porque con el tiempo vas creciendo, asentando la cabeza, acabas por perder el hambre, pierdes el apetito y no te apetece comer de un bocado el “manjar nocturno”. El caso es que no he perdido el apetito, el mundo de la noche me sigue atrayendo aunque es verdad que lo voy dividiendo en tours de cenas de diferentes países, cócteles con sabores afrodisíacos, danzas de media noche a ritmo de latidos en la pista de baile… Y un largo etcétera más, digamos que con los años he comenzado a profundizar más en ese mundo, acabas por ser más exquisito, apuntar tus lugares preferidos y saber que la noche no solo consiste en disfrutar de una copa de mas mientras cazas con la mirada a tu siguiente presa. La noche al fin y al cabo es para disfrutarla, y para sacar al felino que hay adentro de ti, con el único fin de relajarte, desconectar del día a día.
Entonces si me gusta tanto la noche… ¿Por qué me aburre? Por “la fauna noctámbula”. Ayer una amiga me dijo: “puede que una mujer salga en plan sexy, pero un hombre intentará algo con ella no porque le resulta atractiva, sino porque le parece fácil y piensa que puede acabar de forma feliz el día”. Aquello me dio qué pensar, aunque es cierto que muchas mujeres salen a la calle con un cinturón como falda y una gasa como camiseta, puede que ellas no deseen ser “alguien fácil” sino que simplemente se sienten guapas así, yo no juzgaré su estilo, pero sé que es así, dado que muchas de ellas su coeficiente intelectual no supera el 10% El caso es que el sábado por la noche pude sentir de nuevo como si estuviera en un concurso, solo que el jurado no decidía quién se llevaría una jugosa cantidad de dinero, sino si “eras apta” para poder ser asaltada. Repaso de arriba abajo, una sonrisa de soslayo, una mirada sugerente…
Me sentía como si estuviera en una ratonera, y mientras esquivaba miradas, me dediqué a analizar a todos aquellos seres que querían llamar la atención. Desde el yogurín recién salido de la cuna que intentaba bailar en plan sexy y parecía un pato dando pasos, hasta el chico sudadera que quería ir de malo e interesante pero que solo parecía un faro mirando a ver quién podía ser interesante, pasando por el “a donde vas tu mi vida que quieres aparentar ser mayor y ni sabes como actúar”, hasta el “años de más” que quiere ser un jovenzuelo imitando al primero que he nombrado…
La lista del sábado daría para un cuaderno de Moleskine o más… Sea lo que sea, saqué la conclusión que “la fauna nocturna me aburre”, pero también debo confesar que me río mucho de ellos… Digo, ¿con ellos?
P.D.: Y no, no os preocupéis, no iba con un cinturón como falda. Esas cosas no me van, yo tengo un poco mas de estilo… O se intenta