Favoritas 2023

Muerto (y más que enterrado) el blog, pero yo aún abonado a mi vieja costumbre de arrastrar las novedades musicales que más me gustan a una carpeta de FAVORITAS. El año 2023 se ha pasado -como cada año- en un suspiro, y los últimos días de diciembre se deslizan ya sobre la conocida sensación de que por mucho que nos propongamos que las cosas discurran por donde queremos, la vida tiene sus propios planes respecto a todos nosotros.

Como siempre, son 50 las canciones las incorporadas a la playlist, de entre las cuales hago un brevísimo esbozo (como siempre atiborrado de paréntesis, dospuntos: me encantan las frases subordinadas; y -la marca de la casa- guiones que ejemplifican mi tendencia natural a irme por las ramas) de aquellas que alcanzan a sonar en los 80 minutos de un CD-R para mi querido coche de tercera mano. Y todo ello con al total seguridad de que a) esta lista no interesa demasiado a nadie, en realidad, más que a mi mismo. b) hay muchísimas canciones que han escapado a mi radar y c) estas son, simple y llanamente, las canciones favoritas de este momento en el que me da por echar la vista atrás. Ni más ni menos, como cantaban Los Chichos.

Vamos primero con el habitual listado de MENCIONES DE HONOR de THE SONGS WE LOVE, que encontraréis como de costumbre recopiladas en el enlace a SPOTIFY, justo al final de la entrada. Y cuidao, que lo de dejar la lista en sólo cincuenta canciones tiene su miga…

50 I Was Miles Away – Emma Anderson: Obsesionado con lo que ocurre con esta canción misteriosa a partir del 3:47, a cargo de la que fuera miembro de (la banda de los 90) Lush: podría vivir en ese minuto y medio.
49 Welcome To The DDC – Nothing But Thieves: Rendición absoluta a este mamotreto que alcanza lo sublime por el complicado camino de lo hortera. En otras canciones de su último disco apuntan a TWOD, no es el caso de esta.
48 B.F.F. – Alien Tango: Arriesga al utilizar toda la biblioteca de efectos de sonido habidos y por haber, pero es elástica y entretenida como el mejor chicle.
47 Nothing Left To Give – Bailen: ¿Haim? No me suenan. Lo siento, no las conozco. ¿Hermanas, dice..?
46 The Balance – Steady Holiday: Ni tocan el suelo. Una de esas canciones dulces que computan cero en gravidez, y diez en melodía.
45 Young Hearts – Benny Sings: Infravaloradísimo es decir poco. Aquí siempre tendrás tu sitio, Tim.
44 Nothing Matters – The Last Dinner Party: La mejor forma de definir el sonido de estas chicas sería algo así como «imaginad una colaboración entre Abba y los hermanos Mael (Sparks)». Interesante ¿no?
43 Moonshine – Young Gun Silver Fox: Yatch-rock para cuarentones, that’s my shit. Ahora que tenemos a Hall & Oates a guantazo limpio…
42 Caution To The Wind – Everything But The Girl: Pues el disco un poco meh, pero de esta canción… soy adicto. Tracey, Ben: bienvenidos a casa
41 Trees Grow High – Teleman: Indie pop saltarín. Te gustará si te gustan cosas tipo Metronomy.
40 I Can’t Give Everything Away – Spoon: Que me perdone el cielo por lo que voy a decir de esta versión: mejor que la original de Bowie.
39 Tin Foil – Pynch: Atentos, fans de Pulp, que Pynch son mucho más que la maravillosa (y eso que no sé por qué en el disco la han vuelto a grabar con tan poca gracia) «Disco Lights«. Recomendabilísimos.
38 Kisses – Slowdive: Menuda segunda juventud están viviendo estos chicos. Como decía el payaso de «IT»: «tu también flotarás«.
37 Rushin’ River Valley – Fruit Bats: A su manera, unos clásicos que nunca lo han sido. Por momentos bordea algo parecido a unos Dire Straits que me gustaran (si eso fuera posible).
36 Driving Just To Drive – Matt Maltese: Llamadlo filia personal, llamadlo como queráis: soy fan.
35 To Be Honest – Christine & The Queens: Gravedad andrógina. A estas alturas de su carrera, me importa bien poco si Christine vuelve a ser ella o sigue siendo él o elle: su synth-pop suena más monumental que nunca.
34 Before We Drown – Depeche Mode: Reencuentro inesperado: me ha hecho hasta ilusión escuchar lo apañados que resultan los Depeche Mode de 2023.
33 Let’s Make a Mistake Tonight – Tennis: Otros que no fallan, yendo a su bola. En su línea habitual: por encima de modas, fuera del tiempo.
32 Do You Follow – Belle & Sebastian: Mis amigos ya ni me hacen el chiste de «grupos raros de esos que te gustan», se han hecho tan famosos que ya les han sacado hasta en Los Simpson. Y sí, me siguen gustando.
31 Swirl – Anna Of The North: ¿Por qué canciones tan infalibles y redondas como esta no triunfan como se merecen?
30 Runnin’ – Wings Of Desire: Fashion angst (¿tomaron su nombre de la peli de Wim Wenders?) entre brumas.
29 A&W – Lana del Rey: Canción del año para Pitchfork. Liz hasta rapea (y por el camino, se marca un fabuloso 2×1): solo por eso, ya se merece un premio.
28 EXO – Magdalena Bay: Son raritos, sí. En esta canción acaban como el rosario de la aurora.
27 Honey – Fig: More than sofistipop ochentero de ese de sintetizadores vaporosos y marcas de carmín.
26 I Love You But You’re Making Me Sad – Dolores Forever: Y Abba Forever, un poquito también ¿eh?
25 You Are Loved Eternally – Jenny O: Y si no queda claro, lo repetirán las veces que haga falta, hasta alcanzar la inducción hipnótica.
24 Rebels Without Applause – Morrissey: Al César, lo que es del César. Aunque os caiga mal, que ya sé que a algunos os genera un conflicto terrible esto de que vuestros antiguos ídolos se vuelvan conservadores con los años…
23 King Of Slugs – Fat Dog: Vale, esto va a ser complicado. No hay término medio con esta que va a ser, me consta, la gran controversia de esta lista. Siete loquísimos minutos de… eehm… electropunk + ópera + orientalismos + bailes cosacos + gabba + bandas sonoras, un absoluto exceso (dejan a Muse a la altura de un coro parroquial) producido por James Ford, que mataría por escuchar en directo. O lo amas, o lo odias. Darán que hablar.
22 Verushka – OMD: Los sintetizadores siguen siendo suyos, las estrofas son también un poquito de Neil Tennant. 2023, y a ver quién es el guapo que les tose.
21 Padam Padam – Kylie Minogue: Disco-pop irresistible, y firme candidata a canción marica del año. (Spoiler: Ganó Troye Silvan en el foto-finish).
20 My Love Mine All Mine – Mitski: Terciopelo rojo de fondo para el siempre fascinante mundo de Mitski. Balada viral.

Y ahora sí, aquí empieza mi largamente añorado por nadie ejercicio anual de arbitrariedad y falta de criterio: mi selección de CANCIONES FAVORITAS DE 2023:

19. Miss Fort Erie – Hayden: Pues no sé si fue una sugerencia de Spotify o algo del estilo, porque realmente poco calado tiene en los medios de nuestro país la música de este canadiense que responde al alias de Hayden; el caso es que «Miss Fort Erie» me atrapó desde la primera escucha, y luego me ha permitido descubrir otras cosas muy bonitas y recientes como el piano de «East Coast«, o la colaboración («On A Beach«) con su compatriota Feist. Me quedo, no obstante, con esta canción que cuenta la típica historia de encontrarse de gira, dando conciertos de un lado para otro, con un bonito enfoque: el del artista que llama a la casa (You’re meant to be right here / you’re meant to be right here with me / for all these miles) donde descansa su corazón.

18. So Tipically Now – U.S. Girls: El único «pero» que le puedo poner a esta canción es que es más bien la pobre Meghan Remy quien parece la invitada de los Holy Ghost!, y es que no es otro que Alex Frankel (mitad del dúo de fabuloso synth-pop) el que coproduce este electrizante banger con suaves críticas al capitalismo inmobiliario. El proyecto de la estadounidense residente en Toronto queda algo desdibujado por los ritmos disco-robóticos del neoyorquino (a quien por cierto, llevamos sin ver con su compinche desde «Work«, cuatro años ya, y además tiene pinta que no volveremos a tener noticias de ellos: eso de que su site esté permanentemente caído.. no sé, no sé…) Nada que reprocharle, en el fondo, me hace disfrutar como pocas canciones de este 2023.

17. We Are Still Wild Horses (part II) – MF Tomlinson: Fue la reseña de David S. Mordoh en su blog Música En La Mochila quien excitó mi curiosidad: las loas al delicado trabajo de Tomlinson cuadraban más bien poco con el sitio que tenía reservado en mi cabeza al que fue espigado líder de (poco sutiles, pero terriblemente efectivos) Many Things. El caso es que Mordoh sabe de lo que habla, y en 2023 hemos asistido a la reconversión musical del australiano en bardo en clave jazz-folk-pop-etc-interestelar. La joya de la corona de su segundo trabajo en solitario es una sinfonía de ¡21! minutos en tres movimientos, de la que me quedo con su bellísimo tramo central: maravilla a fuego lento.

16. Sophie – CVC: Pues no han encontrado los galeses CVC (un acrónimo para Church Village Collective) mucho eco entre la parroquia musiquera española, y eso que a priori su fórmula (un poco de Laurel Canyon, una suave reverberación de psych-rock tangente incluso a Pink Floyd) debería ser de esas que ponen de acuerdo a muchos viejunos como yo. Su disco de debut tiene varias canciones de esas que parecen haber sido desenterradas desde los estratos más profundos de los 70, y pese a que «Sophie» al principio incomoda un poco por la semejanza de acordes con cierta famosísima canción de Chris Isaak, con el tiempo acaba encontrando su sitio. Y si además, luego voy y me entero de que mis queridísimos sobrinos van en el coche cantando uuuuh-la-lála a grito pelado, es que esta canción realmente se merece su sitio en esta lista: esos niños tan listos no pueden estar equivocados.

15. Gelato Dell’Inferno – Cabiria: Pues tiene narices que la única canción española que ha entrado en mi lista de favoritas este año esté cantada en italiano, pero así son las cosas. Y qué le vamos a hacer si a un servidor le tira más el italodisco que a un tonto un lápiz, más aún cuando la mutante «Gelato Dell’Inferno» juega con los beats por minuto para esquivar los lugares comunes del género. Y es que Cabirira es muy buena precisamente en eso, en dislocar lo que podría ser un sonido a menudo condenado a lo fácil, y no hay más que echar un vistazo a los colaboradores de «Nicomáquea«, su EP de 2023 (Marcelo -qué pena de voz, con lo chulas que son sus letras- Criminal, o Joe Crepúsculo) para darse cuenta de que en cualquier momento puede saltar la sorpresa. Aquí un poquito (un muchito, en realidad) de pop desvergonzadamente ochentero, aquí una secuencia digna de Moroder: ojito Sally Shapiro, que te roban la merienda.

14. Make It Work – Swiss Banks: Coja vd. a The Smiths, coja vd. luego a Interpol y bátalos bien. Y ya está, tampoco vamos a complicarnos más: la herencia de Morrissey (¡esa melodía!) es más que evidente, las afiladas guitarras de los firmantes del nunca-suficientemente-ponderado «Turn On The Bright Lights» acuchillan como nunca al final del tema, y el resultado es fantástico, y no hay más que decir. Igual así escrito suena como una receta un poco rara, pero dadle al play en el enlace de abajo y veréis cómo tiene todo el sentido del mundo.

13. Pre-code Hollywood – Jonathan Bree: El siempre interesante neozelandés ha publicado una virguería de disco en 2023 al que esta pista da título (que se refiere a un período en el desarrollo de la industria cinematográfica de Hollywood, entre 1931-1934, anterior a la entrada en vigor de la censura del llamado Código Hays). Algo de cinematográfico tiene su sonido, eso es verdad, aunque la evocación tira más bien hacia los años ochenta más refinados. Tiene versos tan chulos como «Your man of a thousand faces / Your Lon Chaney» y tiene a Nile Rodgers a las guitarras, ahí es nada. Lo de la mascarita malrollera en la cara, ya tal..

12. Headlights On (feat. Hatchie) – Wild Nothing: Nuevos horizontes para Jack Tatum, quien progresivamente ha ido derribando en su discografía las cuatro paredes de ese bedroom pop con el que le conocimos, mostrando siempre una enorme capacidad para componer desde una óptica vintage (los ochenta, pero no sólo esa década) y quien en «Hold«, su disco de 2023, se abre sin vergüenza alguna a la música que le gustaba en sus años mozos: ahora le toca al sonido baggy que desde las islas británicas se propagó por el mundo como un virus de felices efectos. «Headlights On«, con la siempre interesante Hatchie, es el mejor exponente de ese rescate: empieza con esos sintetizadores melancólicos tan habituales en su compositor (no por nada es una canción sobre el punto más bajo en la relación de una pareja), pero el feliz volantazo que pega el tema a los cuarenta y cuatro segundos, eso no lo vimos venir.

11. Berzingue – Flavien Berger: Jaime Cristóbal ya escribió, mucho mejor de lo que podría ya hacerlo, una muy buena reseña de este disco a caballo entre lo inmediato y lo experimental para la página Jenesaispop, así que aunque sólo sea por una cuestión de pudor, voy a optar por enlazarla aquí en lugar de lo que hago habitualmente, esto es, soltar una chorradica tras otra. En lo que respecta a «Berzingue«, representa muy bien esa ambivalencia: entre sus créditos figura Stéphane “Alf” Briat, un nombre que muchos ligamos de forma inequívoca con las brisas easy-listening de los primeros Air, pero al mismo tiempo es una canción construida sobre un ritmo casi kraut-pop y un sorprendente «Cling, cling, cling, cling / Cling, cling, cling, cling / Cling, cling, cling, cling cling!» del que, una vez escuchado, resulta imposible desprenderse. Llevo un año intentándolo, y creedme: no hay manera.

10. Black Mascara – RAYE: A RAYE la descubrí con la formidable «Natalie Don’t«, y he aquí que en 2023 aún tenemos a esta pobre chica con el rímel corrido por las lágrimas por culpa de los hombres que no le quieren como se merece. No sufras, RAYE: para empezar, con tu disco de debut te has granjeado el interés público y crítica, tu canción «Escapism» se ha hecho viral en TikTok y te ha permitido darle en los morros a la discográfica que en su día te despidió, y -es muy posible que esto no te consuele, pero menos es nada- esta canción sobre un chico que te gustaba pero resulta que luego fue y te echó algo en la bebida me ha hecho bailar mucho en 2023. Su-per-pop.

09. Too Bad – Cut Worms: No conocía la música del neoyorquino Max Clarke hasta que el recomendable blog Don’t Eat The Yellow Snow me lo descubrió en verano: las referencias al pop sesentero, George Harrison, o la mención entre los acreditados a (muy venerados en mi lista de prescriptores de Twitter) The Lemon Twigs fueron más que suficientes para animarme a escuchar este disco que es como una brisa de septiembre (no el de este año: el de hace unas décadas), y que se cierra con un estribillo -el de «Too Bad«- de esos de «tan bonito que duele».

08. Long Throw – Andy Shauf: ¿Qué tiene que hacer el bueno de Andy Shauf para no acabar, año tras año, en mi carpeta de favoritas? ¿Pasarse a la electrónica, meter el típico featuring de rapero chungo en mitad de uno de sus temas, decir algo bueno de The Black Eyed Peas? El canadiense no sólo parece dotado de la varita mágica que le convierte en el rey de la pausa y el gestor infalible de los acordes en sepia, sino que con «Norm» (2023) va un paso más allá en su reconocida habilidad para retratar melancólicas escenas de interior, y nos hace entrar directamente en la complicada mente de un antihéroe y sus luchas cotidianas. A estas alturas, ya no resulta exagerado decirlo: Andy Shauf es a la música lo que el genial Chris Ware al comic.

07. White Shirt – Priestgate: La camisa blanca que no lleva Rob Schofield, el lider de la banda Priestgate, en la foto de arriba, es la que da título a una canción que define muy bien el estilo de estos británicos a los que les pierden el post punk de los ochenta. «White Shirt» es un muy buen ejemplo del revival que proponen sus autores, una canción que dicen que está inspirada en Driffield, la localidad de 13.000 habitantes inglesa de la que proceden y de la que no esperaban salir. «Pensaba que acabaría haciendo ataúdes con mi padre«, reconocía Schofield en una entrevista: con ese toque oscuro y la urgencia por escapar de aquello a lo que pareces abocado («This town/ It’s a desert now / Tell me why it is that we’re so proud«), no se me ocurre una definición mejor para esta música.

06. Now And Then – The Beatles: Pues si hará cosa de un par de años no dudaba en congratularme por el (largamente ansiado) regreso de Abba, y no podía dejar de comentar el larguísimo descanso que se había tomado el cuarteto sueco, ha aquí que este año tan loco de 2023 se saca la chorra de la manga algo tan inesperado como la publicación oficial de una canción, hasta ahora apenas un esbozo, de los mismísimos The Beatles. La canción me ha traído a la cabeza la emoción que sentí al escuchar «Free As A Bird«, allá por 1995 (oiga, que nací en 1976, no espere que me acuerde de cuando se publicó «Love Me Do«), pero no sólo eso: también me ha dejado anclada en la cabeza una melodía imborrable, de esas que a la primera escucha te convencen de que siempre había estado ahí. Ni siquiera la espinosa cuestión del recurso a la Inteligencia Artificial para rescatar la voz de Lennon conseguirá convencerme de que esta canción no está hecha de pura magia.

05. Evangeline – Stephen Sanchez: Pues me dijo el chisme este de Spotify wrapped a finales de noviembre que «Evangeline» era la canción que más había escuchado en 2023, y la verdad, cómo negarlo: desde febrero enganchado como un idiota a esta canción retromaniaca que vampiriza un viejo éxito («Honey«, de Bobby Goldsboro) datado en 1968; un tema tan amado en su día (vendió un millón de copias en las tres semanas que siguieron a su lanzamiento) como detestado después por otros (los lectores de Rolling Stone le otorgaron el segundo puesto en su lista de «las peores canciones de los 60«; claro que si la revista otorgó el tercer puesto a la maravillosa «McArthur Park» y el cuarto a «Cherish» de The Association, ella misma sería una firme candidata a encabezar la lista de «las peores listas sobre las peores canciones de los 60»)… Bueno, a lo que iba: el cantante de Nashville se enfunda en este tema un traje de trasnochado crooner, pero los imborrables versos de su estribillo («Don’t go to sleep / don’t rest your head / I’ll be the pillow / and I’ll be the bed«) le perfuman con el más contemporáneo aroma de una nueva masculinidad.

04. Tristesse – Zaho de Sagazan: ¡Mejor con auriculares, y el volumen bien fuerte! El proyecto synth-pop de la francesa Zaho de Sagazan (cuando naces con un nombre así, la vida ya te está diciendo que no vas a acabar trabajando en una fábrica de vulcanizados) se tiñe con el negrísimo cuero del mejor darkwave, y lo que se inicia con el temblor de una confesión a medianoche, acaba con una inesperada pero fabulosa zurra eléctrica. Algo así como un Robyn goes TRST para exorcizar la tristeza, o por lo menos intentarlo: al final no queda demasiado claro si realmente nos creemos que estamos al mando («Je contrôle, je contrôle…»), o simplemente nos negamos a reconocer que estamos completamente a merced del temporal. Y eso mola mucho.

03. Enjoy Your Life – Romy: Tengo un conflicto con el innegable hecho de que me guste TANTO esta canción. «Enjoy Your Life» es, musicalmente hablando, más simple que un plato de lentejas, y lanza un mensaje que de tan poco sutil que es, corre el peligro de parecer vacuo. Romy nos pone a bailar con los brazos al cielo en este himno optimista sobre intentar ser feliz a pesar de nosotros mismos, y aún subraya su muy hedonística proclama en negrita, tipo de 72 puntos, y resaltado en flúor: «Disfruta de tu vida. DISFRUTA DE TU VIDA. QUE DISFRUTES DE TU VIDA, COJONES, YA». Y el caso es que con cada una de las innumerables repeticiones de ese mantra (¿será cosa de la dolorosa experiencia de no dejar de cumplir años?), su llamada acaba adoptando una consistencia más y más sólida…

02. Begin Again – Jessie Ware: La formidable Jessie Ware puede estar contenta, vaya que sí. Tras una serie de discos exquisitos pero recibidos con fervor sólo desde los márgenes, la británica se ha acabado coronando con el álbum que tenía la difícil tarea de suceder al formidable «Whats’s Your Pleasure?» como reina de la disco, reina del pop, y posiblemente la única reina de consenso entre la parroquia queer tan dada a la, agotadora pero inagotable y siempre desmedida, disputa Madonna vs Britney vs Gaga vs Kylie. «Begin Again» es posiblemente el mejor disco que mis oídos han escuchado en 2023, incluye uno de las mejores cortes que se publicaron el año pasado, y en esta canción titular, un prodigio de trayectoria siempre ascendente y (esto es una novedad) aires cariocas, la Ware vuelve a demostrar lo que es cantar BIEN sin perder la clase.

01. Vampire – Olivia Rodrigo: No entraba en mi planes, no. Y eso que compartir filias musicales con tu hija adolescente es mucho más sencillo que sobrellevar la invasión chunga de trap, reguetón, y demás estilos (de esos que no requieren vocalización) que me desafían desde sus altavoces, pero lo de la veinteañera -y estrella de la televisión juvenil: la cosa a priori no podría tener peores mimbres- Olivia Rodrigo me ha pillado totalmente por sorpresa. Vale, que «Drivers License» (2021) no estaba mal, pero esto juega en otra liga. Deudora a su manera de «Green Light» de Lorde, esta canción sobre «vampiros energéticos» empieza como una balada bigger than life y de pronto y a traición, muta en otra cosa: un torbellino inclasificable que nos convierte en atónitos espectadores («You said it was true love / but wouldn’t that be hard? / You can’t love anyone / ‘cause that would mean you had a heart«) del más hiperbólico despecho. Es probable que a la hora de defender este tema en directo sea muy complicado que Rodrigo alcance esos agudos imposibles, y es bien seguro que en 2023 ya no podemos seguir diciendo aquello de «ahora mismo, en un garaje, cuatro chavales y sus guitarras…» pero oyendo canciones como esta me queda claro, que incluso desde el más planificado mainstream, el pop siempre se abrirá paso.

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Y con esto y un bizcocho, salvo que me dé el siroco, hasta el año que viene. Con el habitual enlace a la playlist de mis 50 canciones favoritas de 2023 en Spotify me convierto un año más en el viejo meme de Homer Simpson escondiéndose en el seto que tiene a sus espaldas, tratando de pasar desapercibido y hacer el menor ruido posible en este mundo en el que cualquier hijo de vecino considera que sus sermones merecen la correspondiente cuota de público. Cuidaos.

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