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Fechas

Publicado el 20 enero 2021 por Mj Sol

En nuestra cultura las fechas son muy importantes. Nuestra propia vida se rige por fechas y vamos articulando nuestros recuerdos, nuestro presente y nuestro futuro entorno a ellas… y vivimos también esperando fechas… Esperar, esperar que lleguen con impaciencia, con ilusión o con temor, dependiendo del asunto del que se trate y de nuestro carácter.

Todos tenemos fechas importantes que hay que recordar: nuestro cumpleaños y el de los seres queridos, el año en que nos graduamos, el aniversario de boda de nuestros padres y el nuestro propio… Esperamos impacientes todo el año que llegue el verano para irnos de vacaciones, deseamos que sea Navidad para poder volver a casa de nuestros familiares cargados de regalos, sujetamos emocionados la entrada del concierto de nuestro cantante favorito con la fecha y la hora, compramos las butacas para el estreno de esa película que tanto nos apetece ver, intentamos tener todo el temario estudiado para la fecha del examen y tememos que llegue el día de la prueba médica pendiente y su resultado…

Al 2021 lo han bautizado, en algunos medios de comunicación,  como el año de la esperanza,  después de un 2020 fatídico que rompió con nuestras costumbres y modo de vida.

Una de esas fechas que tanto esperamos y que tanto preparamos es la de fin de año. En realidad estamos celebrando que nuestro planeta, con nosotros dentro, ha dado una vuelta más al Sol. Pero tenemos ese concepto de que algo se acaba y algo nuevo empieza, así que hay que festejar la llegada del nuevo año de forma especial, hacer algunos rituales para atraer la buena suerte y enviarle nuestros mejores deseos a todos los que queremos. Nos hacemos propósitos de año nuevo que, normalmente, nunca cumplimos: cuidaré mi alimentación, dedicaré más tiempo a mi familia, iré al gimnasio, ahorraré más para poder planificar mi viaje soñado…

La realidad es que siempre celebramos  la llegada de cada nuevo año, y de igual forma recibimos al 2020, creyendo que sería uno más. Pero se nos venía encima una de las peores sorpresas que nos podían dar, algo que puso nuestro mundo, nuestra forma de vida, patas arriba.

Mucha gente no quiso creerlo, después no quiso darle la gravedad que tenía y más tarde decidió que nada alteraría su día a día en la medida en que fuera posible. Hay personas que se defienden de una realidad adversa fingiendo que no ocurre nada y personas que deciden huir hacia delante viviendo el presente sin pensar en el futuro. No conciben que sea necesario cambiar la forma de vivir, de relacionarnos entre nosotros y con la propia naturaleza.

Las pandemias son hechos recurrentes a lo largo de la historia, aparecen cada cierto tiempo y no tienen nada que ver con el año. En realidad, no es que el 2020 haya sido fatídico y nos trajera esta terrible sorpresa bajo el brazo. En el calendario gregoriano que sigue el mundo occidental era 2020, en otros calendarios era otra fecha. Este y otros motivos de corte científico desmantelaban la idea, con gran componente supersticioso o mágico, que embargaba a muchas personas de que lo malo acabaría con el último minuto del 2020 y que el 1 de enero de 2021 todo se arreglaría.

Los pensamientos mágicos no suelen cumplirse y las pandemias no desaparecen de repente siguiendo un calendario humano.


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Foto: pexels.com



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