Busque a los que se sienten felices confinados y habrá encontrado a los más cobardes. Ante los actuales rebrotes, hay muchos que, sorprendentemente, piden a gritos un nuevo confinamiento en España. Otros muchos quieren que el Estado aumente su poder y su tutela sobre nuestras vidas, nos mande con decisión y nos salve, Son aquellos que tienen miedo a la libertad y a tener que tomar decisiones arriesgadas, los que se sienten felices enjaulados. Esos cobardes, incapaces de luchar por nada, son millones en esta España actual, desconocida y desdibujada si se la compara con aquella España del pasado que hacía temblar al mundo con su bravura y coraje. Nos hemos pasado muchas semanas encerrados en nuestros hogares por miedo al coronavirus, privados de derechos fundamentales como la libertad de movimiento, idiotizados por los medios de comunicación, víctimas de la mentira oficial e incumpliendo la esencia de la democracia que es la vigilancia y control del gobierno. Como ciudadanos libres, deberíamos estar incómodos e indignados ante el encierro forzoso y el poder excesivo del gobierno de España sobre nuestras vidas, sin trabas ni obstáculos, ejerciendo de hecho una tiranía consentida y acumulando más poder que el que tuvieron otros dictadores en el pasado, pero, de manera sorprendente y decepcionante, millones de españoles parecen sentirse a gusto en sus jaulas, que en realidad son cárceles más o menos blandas, con las libertades y derechos fundamentales secuestrados por el peor gobierno de nuestra historia moderna, autor de infinidad de errores, abusos, insensateces, tropelías y hasta muertes causadas por negligencia y torpeza. Desde nuestros hogares, como modernos esclavos, contemplamos sin hacer nada como España avanza hacia la ruina y el fracaso. —-
Los españoles somos cobardes no solo porque soportamos, al parecer con gusto, al inepto y mediocre gobierno de Pedro Sánchez sin sustituirlo urgentemente por otro más digno y eficaz, sino porque los datos lo demuestran: cuando se colapsaron los supermercados por el encierro forzoso, en Francia e Italia se agotaron los condones y en España lo que se acabó fue el papel higiénico.
¡Que vergüenza!
Es cierto que España está sufriendo la peor crisis de su etpa democrática y que ya ha perdido, de hecho, casi cuatro millones de empleos. El coronavirus nos tiene acorralados a todos sin excepción; a ti, a mí, a tus familiares, vecinos… a todos. Pero se ceba especialmente con nuestros mayores y enfermos, llevándolos en muchos casos a la muerte. Pero nuestra reacción ante ese terrible drama no está siendo la de la gente brava que se revuelve contra los culpables, en nuestro caso contra un gobierno que con sus decisiones torpes y estúpidas ha causado demasiado dolor y muerte, sino una reacción de cobardía, como si todos tuviéramos alma esclava.
Las encuestas, sorprendentemente, reflejan que el peor gobierno de nuestra historia moderna no se está desgastando ni hundiendo a pesar de los errores gravísimos que ha cometido y comete.
En realidad estamos permitiendo libertad plena a un gobierno tan pésimo que está fracasando en todos los campos, creando problemas a nuestras exportaciones, perdiendo contratos internacionales, siendo "rescatado" por Europa, sin prestigio internacional, asistiendo impotente al hundimiento del turismo, permitiendo que la inseguridad suba y logrando que después de haber sido el país del mundo con más muertos por coronavirus, en relación con el número de habitantes, seamos ahora también campeón en rebrotes y en daños a nuestra economía. Es un gobierno tan ineficaz y torpe que puede llevarnos a la destrucción como nación.
Aunque Julio Cesar afirmó aquello de que no “los hombres, por naturaleza, se esfuerzan por conseguir la libertad y aborrecen ser esclavos”, en España eso no está tan claro.
Muchos autores clásicos nos cuentan que la mayoría de los esclavos se sentían felices en él Imperio Romano, en Egipto, en las plantaciones del sur de Estados Unidos y en otros muchos pueblos. Eran siempre gente cobarde y con miedo a la libertad porque la libertad requiere esfuerzo y lucha por mantenerla. El lugar de aquellos esclavos vocacionales del pasado, ahora que no existe la esclavitud, lo ocupan los que prefieren un Estado fuerte que les solucione la vida, los que aman el comunismo y cualquier tiranía que los esclavice a cambio de comida y poco esfuerzo.
La España de Sánchez e Iglesias, junto con China, Venezuela y otras tiranías donde el Estado opera como si fuera un dios, se está convirtiendo en el nuevo paraíso mundial de los esclavos modernos.
España, que es el país con más comunistas de Europa y el único donde los discípulos de Lenin y Stalin se sientan en el gobierno, está plagada de esclavos. Los que han votado y tienen intención de volver a votar a a Sánchez e Iglesias, los que se sienten felices en sus jaulas recibiendo pagas y subvenciones públicas de miseria, sin luchar por la prosperidad y el éxito, son el verdadero problema de la nación, más incluso que nuestra deplorable y deleznable clase dirigente.
Francisco Rubiales