Hay gente que es feliz sin condiciones. Gente que disfruta con cada minuto del día, que no se plantea frustraciones inertes y que afronta la vida con una sonrisa.
Hay gente que vive cada minuto, que no da a los problemas más importancia de la que tienen y que siempre buscan el lado positivo de las cosas. Gente que le sonríe a la adversidad, que abraza a sus enemigos y que no tiene en cuenta el daño que puedan hacerle los amigos.
Hay gente sana, siempre dispuesta a hablar, a reír a carcajadas, a brindar a cada instante. Gente para la que cualquier excusa es buena para hacer una fiesta, que siempre encuentra motivos de celebración, que no necesita razones para ser feliz.
Hay gente que tiene un brillo especial en la mirada y, en la boca, siempre, una palabra amable; gente que rehúye de las discusiones sin sentido; de los enfrentamientos destructivos.
Todos deberíamos aprender de estas personas, porque son mucho más inteligentes y porque no dejan que las adversidades les coman terreno. Son personas que en los desafíos ven una oportunidad y en la adversidad, un reto; personas que reparten felicidad y no preocupaciones. Son personas que todos queremos tener cerca porque nos alimentan, porque quieren y se dejan querer y porque miran al futuro con optimismo. Son felices sin condiciones.