Nadie puede dar lo que no tiene. Para dar conocimiento hay que saber, para dar dinero hay que tenerlo y para entregar felicidad hay que ser feliz. En este sentido, no hay excusas frente a la felicidad y nadie en condiciones normales tiene derecho a amargar su propia vida, y la de quienes le rodean, desinteresándose del humor que crea felicidad.
Aparentemente, todas estas ideas no se relacionan con la eficiencia, aunque se ha observado que en las empresas de excelencia los incrementos de la productividad están asociados a un buen clima laboral.