Bajo este estado de activación neuronal que nos ayuda a hacer frente a situaciones complejas en lugar de rehuirlas, podemos vivir plenamente nuestro presente, nuestro hoy ahora, experimentando el disfrute en nuestra vida, lo que nos ayuda a disminuir nuestras tensiones, a analizar nuestras frustraciones, en definitiva a eliminar el sufrimiento y cambiarlo por un estado de bienestar psicológico, ya que somos conscientes de nuestra propia vida. Pudiendo así encontrar todas las posibilidades que nos brinda la vida.
Nuestra vida según Daniel J. Siegel se mueve como comentaba antes entre el caos y la rigidez, vivimos por tanto en unas condiciones que limitan nuestras opciones, moviéndonos en un plano de posibilidades limitadas. Si entendemos nuestra mente como un plano de infinitas posibilidades, que es el estado que asumimos bajo la sensación de mindfulness. Nuestra experiencia vital, nos va limitando generando diferentes islas de activación, es decir, nuestra experiencia y nuestra historia de vida potencia en nosotros que se den una determinadas activaciones mentales que aumentan la posibilidad de emitir unas respuestas o generar unos pensamientos en detrimentos de otros, lo que limita nuestro plano de acción. Eso nos sucede cuando generamos determinados pensamientos repetitivos ante determinadas situaciones, o por ejemplo cuando reaccionamos de una determinada manera ante distintas situaciones. Qué conseguimos con el mindfulness, pues volver a un plano de mental de infinitas posibilidades.
Por lo tanto, el conseguir la presencia en nuestra vida depende de aumentar nuestra sensación de seguridad, nosotros estamos atentos, vigilamos nuestro medio, buscando señales que anticipen el peligro, cuando detectamos esas señales nos situamos en un estado de alerta activando una respuesta de huída, o de paralización. El poder estar más seguros depende de conseguir una consciencia plena donde estemos abiertos a las posibilidades que nos demanda la vida y no en una situación de supervivencia constantes.
Para ello es importante que aprendamos a potenciar en nosotros el mindsight que es una capacidad de la mente que nos potencia el poder contemplarse a sí misma. como una lupa intensa con la que comprender nuestra vida interior con mayor claridad; lo que lleva a una transformación de nuestro cerebro, es decir, tanto el mindfulness como el mindsight, potencian nuestro cerebro, produciendo una mejora en nuestras relaciones con los demás. Esta capacidad es innata y supone la base de la inteligencia emocional y social. el mindsight nos permite efectuar cambios positivos en nuestro cerebro y en nuestra vida. por ejemplo: ¿alguna vez ha pensado que no puede dejar de comportarse como lo hace, por mucho que lo intente? incluso si padecemos miedos irracionales de los que no podemos salir?. A través del dominio de esta capacidad aprendemos a centrar nuestra atención en el mundo interno de la mente para cambiar desde el cambio de la propia estructura cerebral, lo que repercute en nuestra manera de afrontar e interpretar nuestra vida.
Para practicar mindfulness lo primero que debemos hacer es relajar, o tranquilizar nuestra mente, calmarla. Por lo tanto, debemos de centrar nuestra mente en un solo punto, de un modo ininterrumpido. A este punto exterior lo denominaremos objeto de meditación, el más utilizado es la propia respiración.
Este parece un reto bastante sencillo, pero nos daremos cuenta que tendremos que intentar fomentar la adquisición de esta técnica durante un tiempo, comenzando con tiempos de diez a veinte segundos, etc.
A continuación os mostramos un ejercicio propuesto por por Kabat-Zinn (2003, p. 95) que es muy representativo del mindfulness.
- Adoptemos una postura cómoda, tumbados de espaldas o sentados. Si optamos por sentarnos, mantengamos la columna recta y dejemos caer los hombros.
- Cerremos los ojos si así nos sentimos más cómodos.
- Fijemos la atención en el estómago y sintamos cómo suben y se expande suavemente al inspirar, y desciende y se contrae al espirar.
- Mantengámonos concentrados en la respiración “estando ahí” con cada inspiración y espiración completas, como si cabalgásemos sobre las olas de nuestra respiración.
- Cada vez que nos demos cuenta de que nuestra mente se ha alejado de la respiración, tomemos nota de qué es lo que la apartó y devolvámosla al estómago y a la sensación de cómo entra y sale de él.
- Si nuestra mente se aleja mil veces de la respiración, nuestra “tarea” será sencillamente la de devolverla cada una de ellas a la respiración sin que nos importe en lo que se haya involucrado.
- Practiquemos este ejercicio durante quince minutos todos los días y en el momento que más nos convenga, nos agrade o no, una vez a la semana y veamos cómo nos sentimos al incorporar una práctica disciplinada de la meditación en nuestras vidas.
- Percatémonos de lo que se siente al pasar un rato todos los días nada más que estando con nuestra respiración y sin tener que hacer nada.
Imagen tomada de: http://www.emagister.com/blog/%C2%BFque-es-mindfulness/
publicado el 10 marzo a las 23:01
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