No se puede decir que el pesimismo esté de moda en estos tiempos, y las posturas de los filósofos irracionalistas como Schopenhauer, o de los existencialistas, como Sartre, se nos antojan bastante demodés. Hoy día todos queremos ser felices, aunque para ello tengamos que mostrar una cierta dosis de insensibilidad ante el sufrimiento ajeno y dejar de sentirnos culpables por ello. La Psicología Positiva, que propone la importancia de analizar los estados de ánimo favorables y sus determinantes, y que ha puesto el foco de atención sobre conceptos como bienestar psicológico, optimismo, resiliencia o satisfacción vital, es una línea de investigación e intervención cada vez más pujante.
Pues si ya existían razones suficientes para buscar la felicidad, ahora tenemos un nuevo argumento, ya que un estudio publicado en The European Hearth Journal ha encontrado que las personas que se muestran contentas y felices tienen menos probabilidades de desarrollar problemas coronarios. Como apunta la investigadora de la Universidad de Columbia, Karina Davidson, aquellos adultos que presentaron una mayor tendencia a expresar emociones positivas y que se sentían más felices también mostraron una mejor salud cardiovascular.
Aunque esta relación podría deberse al estilo de vida más saludable mostrado por las personas felices –dormir mejor, realizar más ejercicio-, parece que existen también procesos fisiológicos implicados, sobre todo relacionados con el estrés. Como ya hemos indicado en alguna entrada anterior las situaciones estresantes someten al organismo a un intenso desgaste, en cambio, las emociones positivas provocan el efecto contrario, ya que disminuyen los niveles de cortisol, bajan la tensión arterial y el ritmo cardiaco.
El estudio se llevó a cabo sobre una muestra de más de 1700 personas residentes en Nueva Escocia (Canadá) a quienes se siguió durante una década, y que fueron entrevistadas y filmadas mientras realizaban algunas tareas y rutinas cotidianas, para evaluar su tendencia a expresar emociones positivas. Las pruebas realizadas permitieron a los investigadores descartar que la relación entre felicidad y salud se debiera a factores genéticos.
Pues bien, parece que si queremos mimar nuestra salud y proteger nuestro corazón tendremos que tratar de levantarnos por las mañanas con mejor ánimo, y cambiar una expresión avinagrada por una amplia sonrisa. Es cierto, que ello no siempre resulta fácil, y que, además, existen factores genéticos relacionados con una actitud vital más o menos optimista. No obstante, se puede hacer un pequeño esfuerzo por dedicar un tiempo diario a realizar una actividad que nos resulte satisfactoria y nos haga sentirnos mejor: leer, ver una película, pasear, hablar con los amigos, …etc., en definitiva desacelerar un poco e introducir algo de “slow” en nuestras vidas. Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices.
Joaquín Bartrina
Davidson, K., Mostofsky, E. & Whang, W. (2010). Don't worry, be happy: positive affect and reduced 10-year incident coronary heart disease: The Canadian Nova Scotia Health Survey . European Heart Journal, 18