Por Hogaradas
Adela y yo hemos compartido escenario durante muchos ańos, moviéndonos de acá para allá entre diferentes actores, figurantes y decorados. Nos hemos cruzado más de una y dos y hasta tres veces, hemos participado de amistades en común, de amigos y de familiares, pero esa diferencia de ańos que en aquella época era evidente y hoy se ha quedado en una simple y mera anécdota, no nos permitió por aquel entonces compartir lo más importante de todo, la amistad.
Ańos más tarde han sido las nuevas tecnologías las encargadas de propiciar ese encuentro y de encontrar esa afinidad a la que no le importan las distancias, ni los ańos, ni las circunstancias, esa complicidad que nace cuando dos personas coinciden, comienzan a hablar y perciben que entre ellas brota algo tan sencillo como es el sentimiento de encontrarse a gusto, de sentirse bien, comprendido, en buenas manos, en definitiva, querido.
Una vez más es cierto eso de que no es necesario verse todos los días ni hablarse a diario para que los hilos mágicos de la amistad no se rompan, porque a pesar de que ahora nuestro contacto, por las circunstancias, no es tan fluido, sé, al igual que ella lo sabe, que ambas estamos ahí, como antes, como siempre, porque se necesita simplemente un pequeńo guińo, una seńal probablemente imperceptible para muchos, para saber que nada ha cambiado, que nosotras, sí que seguimos siempre las mismas.
Mańana es su cumpleańos, y este ańo me he propuesto felicitarla de una manera especial, a través de este puńado de palabras sencillas, pero que transportan lo más importantes, esos deseos de que todo, hoy, mańana y siempre, le sea propicio.
ĄMuchas felicidades, Adela!