" Nos hemos hecho la vida lejos de nuestra
pequeña ciudad, pero no nos acostumbramos a estar ausentes de ella, y nos gusta
cultivar su nostalgia cuando llevamos ya algún tiempo sin volver,
y exagerar a
veces nuestro acento, cuando hablamos entre nosotros, y el uso de las palabras
y expresiones vernáculas que hemos ido atesorando con los años, y que nuestros
hijos, habiéndolas escuchado tanto, apenas comprenden. Godino, el secretario de
nuestra casa regional —que ha revivido de un triste letargo gracias a su
dinamismo entusiasta— organiza regularmente comidas de hermandad en las que
disfrutamos de los alimentos y de las recetas de nuestra tierra, y si nos
disgusta que nuestra gastronomía sea tan poco conocida por los forasteros como
nuestra arquitectura monumental o nuestra Semana Santa, también nos complacemos
en poseer platos que nadie conoce y en designarlos con esas palabras que sólo
para nosotros tienen sentido. ¡Nuestras aceitunas gordales o de cornezuelo!,
declama Godino. ¡Nuestros panecillos de aceite, nuestros borrachuelos, nuestros
andrajos, nuestros hornazos de Pascua, nuestra morcilla en caldera, que es
morcilla de arroz, y no de cebolla, nuestro gazpacho típico, que no se parece
nada a eso que llaman gazpacho andaluz, nuestra ensalada de alcauciles! En el
reservado del Museo del Jamón donde solemos reunimos los de la directiva,
Godino corta con gula un trozo de pan y antes de hundirlo en el plato de
morcilla humeante hace un gesto como si bendijera y recita unos versos:
La morcilla, gran señora.
Digna de veneración. "
(Sefarad)
Antonio Muñoz Molina
Premio Príncipe de Asturias a la letras españolas
Desde Gijón con amor
Susana