Revista En Femenino

Felicidades, papá

Publicado el 20 octubre 2012 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Aquella noche, como todos los nińos y como todos los ańos, había que acostarse temprano. Llegaban los Reyes Magos de Oriente cargados de regalos, y la emoción era tal que lo único que quería era cerrar muy fuerte los ojos para que la noche pasara lo más rápidamente posible, levantarme y comenzar a abrir paquetes, primero en mi habitación, luego en la de mis abuelos y en la de mis padres, porque había zapatillas suficientes para que sus Majestades se sintieran generosos.
Esa noche, mi padre me subió a la silla carbonera, y desde allí, bien agarrada a su espalda, me llevó hasta mi habitación. En ese momento era la nińa más feliz del mundo, en ese momento y en todos los que precedieron a tantas y tantas noches de Reyes, porque si algo he de agradecer a mis padres, aparte de otras muchísimas cosas, es el haber cuidado con tanto mimo esa ilusión que en ningún otro momento de la vida se vive con igual intensidad. Creo que es por eso que todavía hoy, mis noches de Reyes siguen siendo tan especiales, e intento vivirlas con la ilusión e intensidad de cuando era pequeńa, de cuando, como aquella noche, mi padre me llevaba a caballito hasta la cama.
Hoy es su cumpleańos, y por eso estoy aquí a una hora bastante intempestiva para ser sábado, porque sin tener nada previsto, pensé que no podía menos que dedicarle unas palabras.
Un hombre bueno, ese es mi padre, una virtud que destacaría sobre el resto, porque creo que no hay mejor ni calificativo más grande para un ser humano.
Desde el día de nuestra boda, fecha que curiosamente y por mera coincidencia, es la misma en la que se casaron mis padres, solemos celebrar juntos ambos aniversarios, y además, por proximidad, también su cumpleańos.
Soy de las que pienso que siempre hay motivos para celebrar algo, que todo lo bueno tenemos que celebrarlo, y que cualquier excusa es la perfecta para rodearse de nuestros seres queridos y disfrutarlos. Este ańo la celebración comenzará como siempre, con una visita a la pequeńa capilla en la que nos casamos, las fotos pertinentes, una comida, y el resto de fotografías que harán más intensos los recuerdos de esos momentos.
Una vez más son esas pequeńas cosas en las que encontramos la felicidad, y es ahí donde debemos buscarla, porque en ningún otro lugar tendremos la certeza de que nos estará esperando.
La felicidad de pensar cuánto agradecerá mi padre estas palabras, la felicidad de ese momento en el que elegir su regalo, la felicidad porque la semana que viene estaremos de fiesta, la felicidad de un beso, de un abrazo, de unas copas en alto un ańo más…
La felicidad, sobre todo, de estar juntos, y celebrarlo.
Feliz cumpleańos, papá. Te quiero.


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