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Felipe I de Portugal, Rey de Hispania
Las relaciones entre Portugal y Castilla estaban presentes por todos los lados, contando además con la estrecha relación que unía al monarca Felipe II con el reino portugués. Cabe preguntarse si la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica fue fácil o no, y la respuesta es que si lo fue, a pesar de que hacia los años 1570-1590 el modelo integrador de la monarquía hispana a través de la casa real, estaba sufriendo un grave agotamiento, muestra del cual fue la derrota del Duque de Alba en las Provincias Unidas. Por tanto, se produjo en un momento en el que incorporar nuevos territorios no se antojaba nada fácil.Pero en el caso de Portugal, y debido a la herencia y relaciones que había entre ambos reinos (Portugal y Castilla) va a resultar, como hemos mencionado, una empresa más fácil de lo previsto. Pero, ¿por qué ocurre? Entre Portugal y Castilla, ya existe una familiaridad gestada durante siglos de vecindad fronteriza, con una estrecha relación comercial entre ciudades próximas como Sevilla y Oporto o Salamanca y Coimbra. Añadido a ésto, los lazos matrimoniales llevados acabo por los Reyes Católicos o Carlos V e Isabel de Portugal fortalecen la posibilidad de una unión, mientras en paralelo se producen intercambios culturales de grandes cerebros entre las más famosas universidades de ambos reinos
Felipe II, hijo de Portuguesa (Isabel de Portugal), amigo de portugués (Ruy Gómez de Silva) y educado en la cultura portuguesa desde pequeño, sabe hablar portugués, se convierte en el máximo exponente de familiaridad entre Portugal y Castilla. Además Felipe II es el rey más importante de toda Europa, mientras Portugal está sumida en ese momento en la mayor de las confusiones.
Todo hacía prever que se estaba asentando el camino para la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica que durante tanto tiempo venía buscándose. Con esta incorporación, llevada a cabo en el mejor momento, y realizada con mucha facilidad y sin crear un gran problema para ambos reinos, Portugal quedó bajo el mando del soberano hispano Felipe II.
Portugal contó con un trato especial por parte del monarca, conservó sus instituciones y Felipe I de Portugal juró y cumplió que ningún castellano ocuparía lugar de relevancia en ninguna de ellas. Además de esto, la supuesta unión y defensa del mundo ultramarino, o las redes comerciales que se crearán serán algunas de las ventajas que se podrán del lado portugués.
Por el lado español, tenían en común la expansión en el Nuevo Mundo y el fortalecimiento del ideal cristiano que ambos compartían. Conseguía un comercio más rico con la incorporación de las rutas orientales y lograba una mejor defensa del Atlántico gracias a las Azores y además mejoraba sus perspectivas respecto a los insurgentes de los Países Bajos, a quienes podían llegar a bloquear comercialmente.Autor: Rodrigo Martínez para revistadehistoria.es
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