La familia real danesa. Juzguen ustedes.
Pasan cosas muy raras. Han condenado a Carlos Fabra, está satisfecho y se ha borrado del PP, como Abascal. Son tres hechos extraños, encadenados, aunque lo de Santi se veía venir. Con tanta entrega personal a la causa, resulta fácil percibir la traición en cada maniobra colectiva, aunque ésta sólo pretenda encontrar el mejor viento. Lo digo en serio y en defensa del fugado, al que algo conozco, aunque nos separe un océano de ideas encontradas. Ya está hecho, pero no está bien unir las dos historias porque las dos bajas, aunque llamativas, responden a motivos casi dispares, el apego y el desapego. De Fabra ya tengo escrito http://wp.me/p3ZbSn-1C, y me cansa. Me sorprende que diga ahora que no tiene dinero para pagar la multa de 1,3 millones que le han impuesto por un delito fiscal. No hay problema, que espere a Navidad y volverá a tocarle la lotería. Mientras tanto que se vea el anuncio de la tele (él, que presumía de tantos arrestos) y que lo vea en familia.
En el apartado de lo raro de verdad, está lo del Príncipe. Va a promocionar la marca España y se le pincha el avión. Que si había otro, que si está averiado, que si hemos tratado de soldar una pieza, que si no ha sido posible… “Nunca me había pasado y ya tengo unos añitos”, va y dice. Pues a ir aprendiendo, majo. A mí me paso de muy chico, que se le quemo a mi padre el 1.500 cuando regresábamos a Zaragoza.
Así nadie nos va a tomar en serio. ¿No será miedo a volar? Menos mal que con Brasil, destino de la gira principesca, tenemos relaciones industriales sólidas en el sector de la aeronáutica. Si no hay avión, nos quedamos. Y se quedan. Felipe ha mandado un video, como su padre a la Cumbre Iberoamericana, cuando le operaron. Van que chutan, habrá pensado. El sucesor viajaba para tres cosas raras, aunque todas de mérito: presentar la red de juderías de España en el Centro Judaico de Sao Paolo, acompañar a 50 empresarios en un foro económico y hacer bulto en la puesta de largo de la web en portugués del diario El País.
La familia real danesa también está en un fuera de lo previsto. Laurits Tuxen pintó el último retrato familiar en la corte allá por 1880. En el lienzo, salían el rey Christian IX, su esposa Louise y sus hijos. Ahora han repetido experiencia, la reina Margarita se lo ha encargado a Thomas Kluge y ha elegido el mismo fondo de inspiración romántica. Les ha quedado algo aparente para un ciclo de cine raro. Y el futuro rey, da un poco de miedo, no como el nuestro, que es muy apuesto.