Juntos. Hoy se han saludado, con sonrisa incluida el Jefe del Estado y la imputadísima alcaldesa de Castellón, Sonia Castedo. ¡Qué bonito! ¡Qué bien queda!
Y es que hay que guardar el protocolo. Aunque esto signifique saludar con graciosa majestad a una, nada presunta, delincuente. Una alcaldesa de la que se sabe lo suficiente para estar seguros de que ha prevaricado y ha cometido cohecho. Una alcaldesa, en manos de un amiguete empresario, con una chulería manifiesta, con la que se ha enfrentado a su propio partido, por cierto, un partido que se ha acojonado y ante la amenaza ha cedido. Fabra tiene miedo, Rajoy tiene miedo, el PP tiene miedo y mucho que ocultar, si no fuera así no se entendería su proceder.
Pero dejemos al PP que bastante tiene y que ya no engaña a nadie. Sus epopeyas de corrupción hoy aparecen en todos los medios de comunicación incluidos los internacionales. Mejor hablemos del rey, del Jefe del Estado.
¿Era necesario dar la mano a esta individua? ¿Por qué no pasó de largo y demostró que el Estado que representa, y por lo que le pagamos, rechaza las prácticas de esta mujer? ¿Por qué tener que saludar a una presunta –cada vez menos presunta— corrupta?
Su obligación, como Jefe de Estado era no hacerlo. Él representa a un Estado de todos los ciudadanos –se nota que no ha sido elegido-- y desde luego la gran mayoría de la gente rechaza la corrupción. Era un momento para demostrar que estaba del lado de los ciudadanos. Y los ciudadanos hubieran aplaudido su gesto. Sin embargo, en aras de un protocolo estúpido, se ha dejado llevar por lo políticamente correcto pero incomprensible y vergonzoso.
Ha perdido una gran oportunidad de demostrar que rechaza a los corruptos. El PP no ha sido capaz de destituirla, de cesarla, pero el rey podría haber evitado saludarla, haberse saltado un gesto tan impropio que le hace aceptar esta situación insoportable de mantener como alcaldesa a un personaje como Sonia Castedo. Una alcaldesa ilegítima aunque la incapacidad del PP la mantenga en el cargo.
Y es que no da más de sí. Es una pena. Esta monarquía ha demostrado una vez más que antepone unas estúpidas formas, a lo que desearían los ciudadanos. Y no, no es así. Una vez más la monarquía se ha colocado donde quiere estar, con el protocolo, con las formas y contra lo que debería defender, la decencia y la cercanía a sus conciudadanos.
Una razón más para pedir la República, una razón más para pedir una Jefatura del Estado elegida por los ciudadanos y que sea capaz de enfrentarse contra los poderes públicos si estos nos engañan, capaz de estar a la altura del pueblo al que representa.
¡Qué gran oportunidad ha perdido para haber demostrado que está con la gente y no con un partido político y con una corrupta!
Salud y República