VIVOS MURIENTES
Arrastran sus zapatillasbajo el peso del trankimacíny otras sustancias sosegantesidiotizantes.Aunque sonríen tontamenteaún asoma su parte más salvajeaquella de aquellos añosaquella de aquellos tiemposen los que fueron los reyesno del mambosino del tinglado.Fueron los dueños de las nochesy también de los días.Fueron temor y muerteasaltos y trincheras tras las rejas.Fueron quienes no perdonabandictaminabandaban la muerte o la vida.Y hoy míralos pasar, los pocos que aún vivencomo vivos murientestan despaciotan irrealestan indefensosaunque un colmillo retorcido asome tras sus labiosde vivos murientes.
EL ENEMIGO
He conocido al enemigomientras yo tomaba un nº 3ellos tragaban bocadillosa dentelladas manifiestasengullían sin pausani perdón.Lo peor llegó cuando tuvieronsus bocas vacíasy empezarona engullir obrerosalanzar dentelladasa la huelgaa todos los trabajadoresa los funcionarios por supuestoa todo lo que se movía.Después recogieron La Gaceta de la mesase abrazaron en el parkingy montaron en sus todos terrenosatestados de esquísy se fueron dispuestosa despedira finiquitara ERErizara machacaracuantos obrerosapareciesen ante ellosel lunes.Sentí enormemente carecer de un buenkalashnikov a mano.
Pero me he quedado con sus caras.
Felipe Zapico Alonso. El ladrón de peras. Editorial Origami, Primera edición: febrero 2013, Segunda Edición: mayo 2013. Prólogo por Gsús Bonilla. Fotografía portada: Julia D. Velázquez. Fotografía solapa: JR Vega.