Me cuesta un poco escribir esta entrada, pues con el paso de los años la Nochevieja ha perdido el poco encanto que alguna vez me pareció que tuvo y no puedo disimular que no encuentro ninguna diferencia entre el 31 de diciembre y el 1 de enero. Pero tampoco puedo dejar de daros las gracias y desearos lo mejor a tantas y tantas personas que en 2012 habéis estado conmigo, en lo bueno pero sobre todo en lo malo, formando parte de mi vida de una manera que nunca os podré agradecer suficiente.
Y es que 2012 no ha sido un gran año. Más que malo, ha sido un año lleno de altos y bajos: momentos de gran felicidad y momentos bastante amargos. Así que si hay que pedirle algo a 2013, serían 12 meses sin sobresaltos, donde predominen las risas y la esperanza por encima de las cosas menos buenas.
Como prefiero quedarme con lo bueno, me quedo con:
- El nacimiento de Bebé, sus tremendos ojos azules, su infinita ternura, su sonrisa llena de amor, su olorcito a leche…
- La lactancia con Bebé, esas largas horas de caricias e intimidad.
- El porteo con Bebé, esa sensación única tan parecida al embarazo, tenerle tan cerca, sentir su respiración, su calor, proporcionarle consuelo y seguridad con mi cuerpo…
- El inicio del colegio de mi hijo mayor, verle tan feliz que corre a clase por las mañanas y quiere ir los fines de semana y festivos, tanto que lleva toda la Navidad preguntando que si puede ir de nuevo al cole.
- El salto madurativo que ha dado mi Mayor, no sólo en cuanto a lenguaje sino en cuanto a razonamientos, las constantes sorpresas que nos da, las salidas tan graciosas que tiene… porque es muy divertido estar con él y experimentar tantas cosas nuevas como hemos vivido en los últimos meses.
- La apertura de Brazos y Abrazos, no sólo porque me convierte en mamá que trabaja desde casa (un auténtico lujo) sino por lo bonito del proyecto, por tantas familias que han descubierto lo maravilloso que es llevar a sus hijos a un beso de distancia.
- Las amistades 2.0 que se sienten más cercanas que la propia familia, por esas mamis que son capaces de plantarse en tu casa en media hora porque tienes un problema con la lactancia, por esas altas horas de la madrugada conversando con otras mamás que tampoco pegan ojo, por las risas, los consejos y también, como no, por los hombros para llorar.
- Mi familia de 4, una familia que siento completa y nuclear, desde cuya solidez me siento segura y no necesito ni pido nada más.
En fin, que recapitulando como acabo de hacerlo, creo que tengo muchos motivos para la felicidad.
Ojalá 2013 nos permita seguir compartiendo momentos. Os deseo toda la felicidad del mundo. Gracias por todo.