Antes de la restauración Meiji, el Año Nuevo japonés coincidía con el cambio de año del calendario lunar, que en la actualidad todavía mantienen los países vecinos como China, Corea y Vietnam. Sin embargo, a partir del año 1873 Japón adoptó el calendario gregoriano y estableció el 1 de enero como el día de año nuevo.
Una de las tradiciones del Año Nuevo japonés es el Hatsumōde (初詣), término que en el sintoísmo se refiere a la primera visita a un santuario al comenzar el año nuevo. En su origen, esta costumbre consistía en recluirse en el santuario de la deidad local y mantenerse despierto la última noche del Año Viejo para recibir al kami o espíritu. En la actualidad, en la noche del día 31 o durante los tres primeros días del año los japoneses visitan los principales santuarios sintoístas para escuchar el sonido de las campanas en el templo y pedir deseos para el nuevo año. En Tokio, el Santuario Meiji situado en Shibuya es el lugar de celebración más popular.
En lugar de acudir a un santuario sintoísta, muchos japoneses eligen celebrar el Hatsumōde en un templo budista. A las 00:00 horas los templos hacen sonar su campana 108 veces, cómo símbolo de los 108 deseos mundanos en la religión budista. Siguiendo esta creencia, los japoneses acuden a los templos para liberarse de los pecados cometidos durante el año anterior y comenzar puros el nuevo año. En Tokio, los templos de Sensō-ji en Asakusa y Zōjō-ji cerca de Tokyo Tower suelen recibir grandes masas de gente durante la nochevieja.
Nosotros acudimos al templo de Asakusa y nos sorprendió encontrar una larga cola de gente que partía más allá de la puerta Kaminarimon, recorriendo el pasillo de Nakamise-dōri hasta el pabellón principal. Según parece, para ser los primeros en hacer cola hay que ir con más de tres horas de antelación.
Como no podía ser de otra forma, alrededor del templo el ambiente era festivo y de celebración. Se habían montado puestos de comida típica al igual que hacen durante los matsuri, los festivales tradicionales japoneses. Uno de los platos típicos de año nuevo son los fideos soba.
Para la cuenta atrás decidimos acercarnos hasta el lateral del pabellón principal. A escasos metros de las escaleras centrales estaba esperando la primera de fila de gente, ansiosa porque llegasen las 00:00 y pudiesen acceder al templo.
Hacia la medianoche los presentes no dejábamos de mirar una y otra vez el reloj nerviosos y conteníamos la alegría aguardando cualquier tipo de señal que diera comienzo a la fiesta. Sin embargo, no hubo ninguna señal, ni siquiera hubo cuenta atrás. Sucedió más bien de forma espontánea, un murmullo que empezó a crecer de repente y a llenarlo todo a nuestro alrededor hasta que todos gritábamos ¡Feliz Año Nuevo! En japonés, en inglés, en español y en muchísimos otros idiomas, ya que no éramos los únicos extranjeros que se habían acercado al templo para tomar parte en la celebración. En este vídeo podéis ver el momento en el que pasamos del 2012 al 2013.
Tras el cambio de hora, la masa de gente empezó a avanzar lentamente hacia el interior del templo. Iban separados en grupos y había un fuerte dispositivo policial para vigilar que el evento transcurriera con normalidad.
Mientras los japoneses hacían cola para liberar sus pecados, nosotros decidimos hacer justo lo contrario y empezamos a caminar en dirección hacia el metro, que abría durante toda la noche, para llegar rápido a Roppongi y dar rienda suelta a nuestras ganas de beber alcohol y bailar hasta el amanecer, momento de llevar a cabo otra de las tradiciones japonesas de Año Nuevo, contemplar el Hatsuhinode (初日の出) o el primer amanecer del primer día del año.
あけましておめでとうございます!
¡Feliz Año Nuevo!