Esta semana ha cumplido años el reloj más famoso del mundo. Y son nada más y nada menos que 150 las primaveras que la campana mayor de Westminster lleva sonando en Londres.
Fue un 11 de julio de 1859 cuando la torre de estilo gótico del reloj del Palacio de Westminster sonó por primera vez para dar la hora en punto. La puesta en marcha de ésta no fue fácil ya que la original se rompió antes de ser instalada y le costó varios meses de instalación y pruebas dar su primer tañido. Pero no fue hasta 2 mese más tarde, el 7 de septiembre, cuando el conjunto de campanas inauguraron su “canto” con un pasaje del “Mesías” de Hendel
Hoy en día Mike McCann y otros dos ayudantes se encargan de dar cuerda al reloj y de que la hora sea exactamente la correcta. La enorme maquinaria se mueve tres días por semana (lunes, miércoles y viernes) quedando vacío el fin de semana, algo que el pasado 2 de Febrero estuvo a punto de parar el reloj, ya que aquel lunes la capital británica amaneció con una gran nevada haciendo que Paul Robertson, el relojero Big Ben llegara por los pelos a darle cuerda.
La torre tiene una altura de 96 metros y cada una de las cuatro esferas del reloj tiene un diámetro de 7 metros. Estas esferas se componen de 312 piezas individuales de cristal.
Las manecillas que marcan los minutos, que originariamente eran de hierro pero al pesar demasiado se cambiaron por unas de cobre, tienen una longitud de unos 4 metros y recorren cada año una distancia equivalente a 190 kilómetros. Las de las horas, miden 2,74 metros y están echas de bronce de cañón.
¿Por qué “Big Ben”?
Dicen los historiadores que el famoso reloj debe su nombre a Benjamin Hall, el ingeniero que se encargó de la reconstrucción de la sede del Parlamento británico después de que el primer palacio de Westminster fuera destruido por un incendio en 1834. Debido a sus esfuerzos y a la magnitud de su obra, se decidió honrarle dándole su nombre a la campana de la torre: Big (Gran) Ben (Apócope de Benjamin).
Otras teorías dicen que el nombre fue en honor del famoso boxeador británico Ben Caunt, muy popular en 1858 cuando la campana fue fundida.
Sea como fuere y como dice McCann “después de 150 años el Big Ben todavía tiene un lugar especial en el corazón de los londinenses y del resto del mundo”.