Como cada año por estas fechas, no pocos de los llamados «españoles de bien» se pondrán ante el televisor para ver orgullosos cómo su ejército desfila por la Castellana madrileña y castiza. Verán cómo nuestros soldaditos muestran los últimos avances tecnológicos y armamentísticos para asegurar la defensa patria y que todos nosotros no temamos por una invasión roja. El desfile, como todos los años, finalizará con el pase de la legión, grupo que está de luto por la muerte de su más insigne miembro desde tiempo inmemorial: La cabra, la cual, según tengo entendido, tendrá poco menos que un entierro de estado mientras miles de personas muertas durante el franquismo todavía siguen enterradas en innumerables cunetas de toda España sin que los sucesivos gobiernos que han ido y venido a lo largo de las últimas cuatro décadas hicieran nada por ellas. A ver, tampoco digo que tiren al pobre animal por un barranco o en el primer agujero que pillen en mitad de los Monegros, pero digo yo que si a un animal se le da un trato digno, también se le podría dar a toda esa gente.
Pero a lo que íbamos. Según he podido ver en el cartel de este año, este día es el «día de todos». Supongo que se referirán a los citados españoles de bien que he citado más arriba. Por ejemplo, imagino que habrá gente que pensará que los catalanes como yo quizás no entramos en este todos, ya que, claro, de todos es sabido que todos los catalanes somos unos independentistas que, tal cual hicieron los romanos hace ya muchos siglos entre lo que ahora es Inglaterra y Escocia, haríamos un muro entre Cataluña y el resto del territorio y nos montaríamos la fiesta por nuestra cuenta y riesgo. Porque de todo el mundo es sabido que absolutamente todos los catalanes somos unos p***s independentistas que siempre andamos de aquí para allá maquinando en contra de España, al igual que los vascos, los cuales imagino que también estarán fuera de ese "todos" por mucho que nuestro rey, cuyo padre fue puesto a dedo por un dictador aunque no le tocaba a él, sino a su padre (al abuelo del actual), diga, al igual que dijo su padre en su momento, que quiere ser el rey de todos.
Supongo que aquí se incluirían los que, como yo, nunca (o por lo menos cada vez menos) hemos tenido simpatía por tan regia familia, y no únicamente por el hecho de haber sido puesta ahí por un dictador. Para la gente, o al menos para mis más allegados, no es ningún secreto que yo soy un tanto republicanillo, pero más allá de esto, la verdad es que no estoy de acuerdo con celebrar el día que marcó el principio de una masacre de pueblos indígenas en América. Porque no lo neguemos, por mucho que ahora sean países soberanos, a los pobladores de entonces se les impuso nuestras creencias y modo de vida. Vamos, que con lo tranquilos que estaban, tuvimos que venir los españoles a tocarles los bemoles en nombre de sus católicas majestades Isabel y Fernando. Total, para que más de 500 años después muchos se llenen la boca con que el español sea uno de los idiomas más hablados del mundo, con incontables cienes y cienes de millones de hablantes ubicados en bastantes países, lo cual, imagino que entre otras cosas, venimos a celebrar hoy. ¿Y qué mejor manera de celebrarlo que un desfile militar? ¿Nadie se ha parado a pensar en esto?
En definitiva, que conmigo no cuenten para celebrar este día. Personalmente prefiero celebrar otras cosas, aunque realmente yo soy poco de celebrar todo aquello que celebra la mayoría cual masa borreguera. Además, tampoco creo que la mejor manera de celebrar este día sea un desfile militar. Me suena demasiado a una alegoría de lo que realmente pasó hace cinco siglos: Que no fuimos allí para descubrir nuevas tierras, sino para conquistarlas, y que todo un pueblo fue vencido por el poder de las armas.