Qué triste que nuestro único para siempre haya sido un adiós.
Hoy he decidido escribirte después de haberme despedido tantas veces. Porque siempre hay uno que se queda queriendo y otro que se va sin querer.
Lo nuestro era una de esas historias que casi nadie vive, pero todo el mundo habla. De esas donde siempre aparece un «ojalá» al final de cada escena y parece que no hay lugar para el tiempo. De esas historias basadas en desechos reales y hechos con amor, en conversaciones con los ojos, peleas sin sentido y días echándonos de menos porque sí.
¿Has visto alguna vez al amor muriéndose?
Si no lo has visto, es porque el amor nunca muere.
Te hace morir a ti.
Uno de esos finales tristes que se celebran felices con sus reencuentros y sus despedidas y un mar de dudas por saber si se acabó para siempre.
O sólo es un párrafo más.
Feliz Día de nuestro adiós, amor.
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