El 25 de Mayo de 1808, en el contexto de la invasión francesa, y la monarquía de José I, impuesta por su hermano, el emperador Napoleón, la Junta General del Principado de Asturias, se proclama soberana, y declara la guerra a Francia.
Sin embargo, no fue éste, como algunos creen, el momento de la fundación de la Junta General, sino que había existido anteriormente (de forma intermitente), desde, al menos 1833. No se sabe si pudo o no existir antes de esa fecha, pero parece que fue el producto de la condensación de las distintas soberanías repartidas por los concejos de Asturias (y es que aunque en Asturias pensamos que concejo y municipio son sinónimos, y que esta doble denominación se repite en el resto de España, en realidad hace referencia a los antiguos conceyos, donde la gente aconceyaba, que es la expresión que se utiliza en asturiano para referirse a una reunión asamblearia). En cualquier caso, el momento álgido de la historia de nuestra Junta General, hoy sede de la soberanía asturiana, es el momento de la Guerra de la Independencia.
Queda bien establecido en los libros de texto, que el momento que se considera como final de la Edad Moderna, y comienzo de la Edad Contemporánea, es la Revolución Francesa. No obstante, este punto que, en promedio, es válido para todo el mundo, no da cuenta de cuando fue, en cada lugar, el momento exacto de ese cambio histórico, que supuso la caída de las instituciones del Antiguo Régimen y el comienzo de unas instituciones nuevas. En España, el momento idóneo para fijar el inicio de la
Edad Contemporánea es, posiblemente, la proclamación de las Cortes de Cádiz. En Asturias, el equivalente, es la proclamación de soberanía de la Junta General del Principado de Asturias. Fue también en este momento cuando, al parecer, comenzó a usarse la actual bandera de Asturias, que ondeaba en los mástiles que portaban los ejércitos asturianos en su lucha contra el invasor francés.Es, por tanto, más que curioso que un día tan importante, el 25 de Mayo, no sea fiesta, ni tenga ningún tipo de conmemoración, como ocurre, por poner un ejemplo muy similar, con los fusilamientos del 2 de Mayo en Madrid. En su lugar, tenemos establecido como día de Asturias el día 8 de Septiembre, por ser el día que en el calendario católico, corresponde a la Virgen de Covadonga. No me parece procedente que en un estado aconfesional, se establezca el día de Asturias, no en base a un importante acontecimiento histórico y político, como el que ocurrió el 25 de Mayo de 1808, sino en base a una celebración religiosa, que no significa nada para todos los asturianos que no formamos parte de esa religión concreta, o de ninguna otra.
Desgraciadamente, la no celebración del 25 de Mayo es algo de esperar en un país que no festeja ni siente orgullo por ninguno de sus libertadores del siglo XIX, como sí que lo hacen la mayoría de las democracias del mundo: Francia con la Revolución Francesa, EE.UU. con la Guerra de la Independencia y George Washington, o buena parte de los países latinoamericanos con Bolívar. De la misma forma que no le ofrecemos el reconocimiento adecuado a los héroes del 25 de Mayo, tampoco se lo damos a los ilustrados asturianos y, especialmente, nos olvidamos muy a menudo de un asturiano que a todas luces, es el equivalente español de George Washington o Simón Bolívar: Rafael del Riego. Riego fue el gran héroe de la Guerra de Independencia contra los franceses, además de un defensor de los sistemas constitucionales y del parlamentarismo, frente a la monarquía absoluta. Por eso, cuando Fernando VII, conocido como el Rey felón, decide ir contra la Constitución de 1812 e imponer una monarquía absoluta, Riego se pronuncia contra él, le retira el poder absoluto, y vuelve a poner en funcionamiento el sistema constitucional. Desgraciadamente, Fernando VII planeó la invasión de España por un ejército extranjero (Los cien mil hijos de San Luís) que le devolviese el poder absoluto, después de lo cual, Riego fue ejecutado. Se convertía así en un mártir en la lucha contra la tiranía.
Por todo ello, quiero aprovechar este día no oficial de Asturias, no solo para felicitar a todos los asturianos y despedirme con el Asturias Patria Querida, sino también para recordar a todos los ilustrados asturianos, precursores de las ideas democráticas no solo en Asturias, sino en España.
¡Puxa Asturies!