(JCR)
El 1 de mayo de este ano en la República Centroafricana no será como el de los tres años anteriores, cuando la capital se encontraba sacudida por la violencia de las milicias y el miedo impedía que la gente pudiera celebrar esta fecha con un mínimo de serenidad. Tras las elecciones, que han dado a este país un gobierno elegido democráticamente para salir de la crisis, es la primera vez que los habitantes de Bangui podrán salir a la calle con orgullo y ganas de fiesta.
Escribo este post en la víspera del día del trabajo. Tres días antes, el gobierno lanzó una campaña para convencer a la población para que se movilizara y realizara un trabajo de limpieza comunitaria para poder celebrar la fiesta con un mínimo de dignidad. “Toumba Zende” (expulsar la suciedad, en Sango) es el nombre que han dado a esta operación, en la que han participado todos los 24 ministros del nuevo gobierno, que se han repartido de dos en dos por los distritos de la capital centroafricana junto con las autoridades municipales para trabajar al lado de la población.
De seis a diez de la mañana, las calles de Bangui –conocida hace años como “la coqueta” por su belleza ahora muy venida a menos- se han ido llenando de hombres, mujeres y jóvenes provistos de escobas, rastrillos, carretillas, palas y machetes que han salido para cortar los hierbajos, recoger restos de botellas de plástico, envoltorios, papeles y restos variopintos de basura esparcidas por calles generalmente sin aceras y poco cuidadas. Como en muchas otras ciudades africanas, la presencia de deshechos en canalones hace que estos se bloqueen y que cuando llueva se formen charcos malolientes que atraen los mosquitos y crean insalubridad.
Servidor, que ha salido de su casa armado con su rastrillo a las seis de la mañana como uno más, ha sudado la gota gorda durante varias horas limpiando mierda en la vía publica que da la impresión de haberse acumulado durante varios periodos históricos. Las ciudades africanas, con algunas notables excepciones como Kigali (Ruanda), Asmara (Eritrea) o Accra (Ghana) suelen tener graves carencias de servicios municipales, entre ellos la limpieza pública y la recogida de basuras, entre otras razones porque no suelen tener sistemas de recogida de impuestos que permita a los ayuntamientos financiar los servicios que en cualquier ciudad europea damos por supuesto. Tal vez por eso, son varios los países africanos que desde hace años dedican un sábado al mes a la limpieza comunitaria, casi siempre de forma obligatoria. En Centroáfrica, el nuevo gobierno quiere institucionalizar esta jornada ciudadana el último sábado de cada mes, por el momento con carácter voluntario.
A las ocho y media me he unido a un nutrido grupo que lideraban dos ministros y la alcaldesa del distrito donde vivo. Entre las personas que barrían, cortaban hierba y amontonaban montañas de basura que esperaban ser recogidas había otro compañero de la oficina de Naciones Unidas. Como suele ocurrir en Africa, pronto el trabajo comunitario ha tomado un carácter festivo con la gente cantando y animándose mutuamente. Este ano, por fin, los centroafricanos tendrán motivos para celebrar con alegría la fiesta del trabajo.