Este año me apetece felicitaros la Navidad con una entrada especial sobre la última excursión del año, el Belén de Cumbres, que hicimos el fin de semana pasado mi padre y yo.
El Belén de Cumbres consiste básicamente en subir a un pico, poner un Belén, cantar villancicos y comer turrones y polvorones con un poco de champán para que pasen mejor, y volver a bajar el pico algo más alegres. Así que os cuento.
Eran 14 kilómetros los que estaban programados. Empezamos la caminata en Tolibia de Arriba, un pueblecito del noreste de León. Había un poquito de nieve pero subimos bastante resguardados del viento durante un buen rato, así que, a pesar del frío, se puede decir que sudamos la camiseta de lo lindo.
Al principio era una subida bastante ligera que se iba empinando poquito a poco. Era la segunda vez en este año que pisábamos nieve (la primera fue en Semana Santa, en mi pueblo) y, como me encanta, iba toda feliz.
Feliz pero despacito; todo hay que decirlo. Cuando, después de hora y media, vimos que solo llevábamos hechos poco más de 3 kilómetros, empezamos a preocuparnos por la comida, que se suponía que estaba reservada para las 3 de la tarde… Estaba claro que no íbamos a llegar.Y encima yo me paro a hacer fotos por cualquier cosa, como esta que sigue. ¡Cuánto sabor y qué nutritivas deben de ser esas setas que crecen en las plastas de vaca!
Seguimos subiendo un pico cada vez más empinado y esta vez ya no había laderas que nos resguardaran, así que empezamos a pasar frío, especialmene en pies y manos… Y la subida, durísima; teníamos que parar cada poco a descansar las piernas, que parecía que no iban a poder dar un paso más. Además empezó a lloviznar (agua-nieve) y, como el viento era muy fuerte, notabas como si un montón de agujas frías te pincharan en la cara. Fue durillo.
Y finalmente llegamos arriba, al pico Mahón. Las vistas, preciosas. El frío, indescriptible. La alegría de haber conseguido subir, inmensa.
Allí arriba procedimos a la puesta de nuestro Belén. De lo siguiente no tengo fotos, pero cantamos unos villancicos y tomamos polvorones, bombones, un poquito de sidra y champán, tiramos doce petardos que hicieron de doce campanadas mientras comíamos doce uvas pasas y, por último, un traguito de colacao calentito justo antes de emprender la Gran Bajada.
De la bajada no tengo fotos, pues necesité de las dos manos, pies, y bastón para llegar sana y salva al camino. También utilicé con bastante frecuencia mis santas posaderas; que la nieve, cuando vas cuesta abajo, resbala, y mucho.Finalmente llegamos al camino, muy parecido al del principio, pero esta vez cuesta abajo y, después de algunos kilómetros sin que se presentara ninguna dificultad reseñable, llegamos a Puebla de Lillo, donde nos aguardaba una comida tardía, pero que sentó de maravilla.
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Espero que os haya gustado esta entrada mitad invernal, mitad navideña.
Aprovecho para desearos una Feliz Nochebuena, que disfrutéis de vuestras familias y que tengáis también una Feliz Navidad.
¡Besos para todos!
LOS COMENTARIOS (2)
publicado el 24 diciembre a las 07:38
Precioso el reportaje, por cierto. Me encanta la fotografía y viajar por todo el mundo. Adoro los paisajes montañosos nevados. Un saludo
publicado el 24 diciembre a las 07:37
¡Gracias por la preciosa felicitación y las alucinantes fotos. !¡Feliz Navidad!