Revista Coaching

Feliz Navidad 2014

Por Candreu
Feliz Navidad 2014El dibujo es obra de mi hija Leyre (12 años)
Se acaba un año más. Iberia me felicita con un email en el que me dice que he recorrido con ellos 185.000 kms, cuatro veces la vuelta al mundo. Pero creo que ha merecido la pena. Me llevo a la mochila un montón de sesiones, de nuevos amigos y de buenos momentos. Ahora tocan días de descanso, desconexión, familia, cariño y Navidad. En alguno de esos viajes leí en algún sitio esta historia:
Durante el primer trimestre del curso, la profesora Thompson perdió varias veces la paciencia con uno de sus alumnos: Teddy Stoddard. Desde el principio de curso se había dado cuenta que Teddy era muy descuidado en sus tareas, con su ropa, en el trato con los otros niños... 
Cuando cerca de la Navidad se dispuso a rellenar su boletín de calificaciones, por supuesto con un 0, leyó las anotaciones de los profesores precedentes. La profesora de primer grado había escrito: "Teddy es un niño brillante, hace su trabajo limpia y ordenadamente. Es un placer tenerlo como alumno". La de segundo grado había anotado: "Es un excelente estudiante, pero se le nota preocupado por la grave enfermedad que aqueja a su madre". En tercero la nota decía: "Su madre ha muerto, Ha sido muy duro para él. Su padre no muestra mucho interés y todo esto puede afectarle negativamente". En cuarto: "Teddy se encuentra retrasado respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés por la escuela".
La profesora se entristeció, especialmente cuando al entregar las notas fue recibiendo algunos regalos de los alumnos. Teddy le había traído un viejo brazalete azul y un frasco de perfume medio gastado, cosa que ella agradeció, provocando la burla del resto de niños. Al despedirse antes de las fiestas Navideñas, Teddy le dijo: "Señorita Thompson, espero que use el perfume que le he regalado. Así olerá como mi mamá".
Desde ese día, la profesora, comenzó a educar de verdad a Teddy. No sólo a enseñarle matemáticas, a leer y a escribir, sino a educarle de verdad. Conforme empezó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Cuanto más le apoyaba, él respondía más rápido. Al acabar el curso escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase.
Cuando por fin se graduó en el colegio, con honores, la profesora Thompson recibió una carta de Teddy en la que le decía que era su profesora favorita y le agradecía todo su esfuerzo. 
Años más tarde, a principios de Diciembre, la profesora recibió otra carta en su casa. La firmaba un tal Theodore F. Stoddard, y le invitaba a pasar la Nochebuena en su casa. La profesora acudió puntual a la cita, con el viejo brazalete azul y el perfume que Teddy recordaba.
- Gracias señorita Thompson por creer en mí. Gracias por hacerme sentir importante y por mostrarme que yo puedo hacer la diferencia - dijo Teddy.
- No, Teddy, te equivocas. Tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar de verdad hasta que te conocí - contestó la profesora con lágrimas en los ojos.
¿Por qué no nos proponemos para esta Navidad y para todo el año 2015 ser capaces de sacar, de la gente que nos rodea, su mejor versión? ¿Y qué tal si empezamos eso por nosotros mismos?
Que el Niño Jesús que está a punto de llegar, nazca también en nuestros corazones para que el día de mañana sean muchos los que quieran compartir su Nochebuena con nosotros agradecidos de haberles despertado ese afán por cambiar; ese afán por ser mejores. 
¡¡FELIZ NAVIDAD!!

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