Bueno querido, aquí estamos tú y yo un año más. Llegaron los días en que compartimos un ratito de vida conjunta. ¡Como me gustan estas fechas!
Se te van notando los años, alguna de tus ramas hay que calzarlas con trocitos de cartón para que mantengan la altura deseada, pero no te preocupes a mi también se me va notando la edad. Poner el lazo que hace de estrella se está convirtiendo en un deporte de riesgo y cualquier año acabamos los dos por los suelos.

Ya está todo preparado para engalanarte y por supuesto ya están todos los de la casa buscándose ocupaciones paralelas para no tener que ponerte “muñequitos”.
Menos mal que está la Niña, que no falla ningún año y que pacientemente coge las bandejas una a una y va colocando adornos por tus zonas bajas.
La música corre a su cargo y este año nos acompaña Alaska con su desfachatez y dramas y comedias entre otras. Yo, mientras tarareo, voy disfrutando del momento…
Pienso en los que ya no están y los recuerdo en aquellos momentos entrañables que se han quedado fijos en mi memoria. Disfruto de la remembranza y les envío un saludo lleno de amor.
Dedico una oración a aquellos que están luchando por su vida en estos días y pido que salgan adelante.
Aparece El Consorte y como todos los años, se empeña en ponerte mi adorno favorito, haciendo amago de que se le cae. El día que ocurra, le daré contigo en todo lo alto de la sesera.
La Niña, como buena mujer polivalente, baila y a la vez pone ángeles.
Yo también bailo para dar la bienvenida a los que han llegado, vienen bendecidos por los que se fueron y son portadores de alegría.
Poco a poco te vas engalanando con vivencias, recuerdos, sonrisas, ausencias, llegadas, tristezas y calma.

El Niño no aparece, se está haciendo el dormido; menos mal que El Consorte pone el aperitivo…
Con vermut de grifo, aceitunitas y patatas la cosa coge carrerilla y tú, totalmente engalanado, vas siendo un año más la inauguración de estas maravillosas fechas.

Con el misterio en su sitio, ya podemos terminar de celebrar el día.

El día ocho de Diciembre, se pone el arbolito y se saca a comer a Mamá. ¡Felicidades a todas aquellas que hoy están celebrando el Día de la madre!
-¡No me digáis que llego tarde a poner el árbol! ¿Por qué no me habéis levantado, joder? ¡Ven aquí madre, que te voy a felicitar en tu día!
Señor dame paciencia, porque como me des fuerza….
