Sé que para Navidad va algo lejos esta entrada, pero me quedé con ganas de escribirla pensando en cada persona que conozco y ha dejado algo valioso en mi vida, esté ahora presente en ella o no. Qué más quisiera poder pasar largo tiempo con cada una, tener un obsequio para cada una: poder darle a entender lo mucho que le amo, que significa para mí, lo valiosa que es su presencia, carisma, escucha, paciencia, enseñanza… Podría, pero la economía es precaria y mi cuerpo limitado; sólo puedo escribir para ustedes, un lazo que me una a todos por igual y al mismo tiempo.
Evité comentar cosas relacionadas a la Navidad, y del Año Nuevo porque ahora pienso distinto; no he dejado de creer, de apreciar, de sentir la fecha, sólo que estoy aprendiendo, explorando, resignificando tantas cosas que tenía por seguras; poniendo en juicio mis creencias y pilares, así como asimilando y enriqueciendo mis vivencias y saberes en busca de una verdad, buscando conocer todos los lados posibles del infinito mundo, todas sus caras, haerlas mías, y vivirlas lo más intensamente; me dedico a escuchar más que a hablar, a dar cabida a todas las posibilidades y a todas las personas para que me nutran con un poco de ellas y complementar con sus vidas la visión de la mía, y ayudar a formarla.
Pero el que esté de vagabundo espiritual (y terreno cabe confesar) no evita que emita mi opinión de tantas cosas, de dejar huella de mi evolución, de mi cambio, para dejar un poco de mí en ustedes, y llenar con un poquito de la luz que me dan todos los días ustedes.
A mis padres les pedí que no compraran pino natural porque en verdad son muy caros, y no valía tener una planta muerta dentro de la casa: es mejor plantar un pino y decorarlo a asesinar uno y tirar su cadáver, sólo por su apariencia. Ya llevamos así 2 años. Me gusta que la casa se sienta, huela y se vea acorde a la época, pero sobre todo, que nosotros, la familia, se sienta, huela y se vea acorde a la época y lleve un poco de ella por todo el año: por eso me puse a analizar cada cosita que se acostumbra de la Navidad, desde un punto de vista católico (lo soy por bautizo), y llegué a esta bonita reflexión; no importa si crees que Jesús es Dios Hijo, o incluso si existió; si profesas otra religión o no crees en un Dios: el significado vale para todo aquel que ha sentido el amor
En este frío mes de Diciembre vino a nacer un hombre al mundo. Su padre llevaba a su madre encinta por caminos adversos, pidiendo posada para pasar la noche, sin ser recibidos; la oscuridad parece cernirse sobre ellos, cuando en un humilde pesebre son hospedados, entre bueyes y burros… De eso a nada, la paja, el heno y el olor eran una bendición. La mujer empieza a tener dolores de parto; no hay madrota que ayude a dar a luz, y salir entre cólicos y vientos helados no era una opción. Ahí nació, a que por nombre recibió el de Jesús, en un pobre pesebre de Belén, una noche de frío: nació entre llanto y dolor, algo inseparable de la condición humana… Pero algo había en el niño, en la forma en que nació, que hacía que brillara; quizá no brillar como un foco o una vela; no era un brilla como el que rodea a Gokú, sino algo interno, algo que nacía de él, y que era él en sí: en su nacimiento había un gran mensaje, una lección impesionante y valiosa para todos.
Se me enseñó que Dios es amor, y también se me enseñó que Jesús es el Hijo de Dios; por lo tanto Jesús es Dios. Vino Dios a nacer en Diciembre, siendo primero rechazado entre los hombres, más fríos de corazón que la misma paja en que vino a nacer, para mostrarnos que entre la frialdad y dureza de los tiempos y las personas debemos hacer que nazca el amor, que brille y caliente los corazones frios, que ilumine con su paz y alegría la oscuridad de la noche en que nace; que de nuestros corazones nazca ese retoño de amor, ese rayo de Dios a calentar e iluminar las almas de los hombres; si algo nos hace humanos es la fina y elevada forma de amor incondicional que podemos sentir el uno al otro como a nosotros mismos, seña de que somos algo más que animales, algo más que simple bioquímica: la luz, el amor están ahí, y nacen de nosotros porque nosotros estamos hechos de ella; ya decía Jesús que Dios está no en las vanas oraciones que uno hace en público, sino en la intimidad de tu ser, en el oculto, secreto y sereno interior de tu espíritu…
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Tanto se rumora, dice y bromea sobre este año que acaba de llegar, 2012, todo porque varios calendarios, entre ellos el más sonado que es el maya, terminan en Diciembre próximo con misteriosas profecías: que llegará un dios a poner orden entre las tinieblas y la luz… Que si el mundo será destruído (y cada posible variante), que si con la llegada del Sexto Sol llegará una época dorada de unidad y paz entre los hombres, que si Lady Gaga revelará que en realidad es un alien… Los científicos se parten el coco por terminar de entender lo escrito por los antiguos y los espirituales marcan las tendencias turísticas para estas vacaciones primaverales, además de cada libre interpretación de lo que podría acontecer.