Sin darme cuenta me ha pillado la cena de Nochebuena. Falta solo una semana y se nos viene encima, con la compleja logística que todo ello requiere.
Y, como mi alma y mi corazón están en este blog, en cuanto he caído en la cuenta de la proximidad del evento he venido corriendo para felicitaros las navidades.
Me gustaría felicitar, sobre todo, a los amigos no arquitectos que visitan asiduamente este blog. Todos los que le echáis una ojeada me emocionáis, pero los que no tenéis especial interés por la arquitectura me emocionáis más, porque tenéis la generosidad de interesaros por mis chorradas "sin más".
Por eso os quiero contar algunas cosas que los lectores arquitectos ya conocen de sobra y sufren cada día, pero que tal vez os interesará saber.
Por ejemplo: ¿Sabíais que esta profesión de la arquitectura, que es una de las más hermosas y apasionantes, se está volviendo insoportable? ¿Sabíais que hay una inextricable faramalla de normativa que ya no permite diseñar una casa? ¿Sabíais, por ejemplo, que hay una disposición normativa (CTE-DB-HE) que por mor del ahorro energético obliga a que las habitaciones estén herméticamente cerradas, con carpinterías estancas, mientras que hay otra (CTE-DB-HS) que para que el aire interior sea saludable exige que las habitaciones estén constantemente ventiladas, con agujeros y rejillas en fachada, y es obligatorio cumplir ambas disposiciones a la vez, de modo que hay que gastarse un dineral en poner ventanas estancas y a la vez hay que dejar agujeros?
¿Sabíais que cada Comunidad Autónoma tiene una legislación del suelo diferente?
¿Sabíais que cada municipio tiene una normativa urbanística diferente, y que cada barrio o zona también tiene ordenanzas específicas?
¿Sabíais que cada funcionario de cada sitio, a su vez, tiene criterios de interpretación diferentes sobre cada aspecto de cada normativa, y un arquitecto, por muchos años de experiencia que tenga, se pasa la vida debutando y pagando la novatada?
¿Sabíais que las mejores casas del mundo, las que más nos apasionan y en las que más felices viviríamos, no cumplen prácticamente ninguna norma actual, mientras que con toda la panoplia de normativa que nos acogota cada vez hacemos casas más insulsas y más estúpidas?
¿Sabéis que en el proyecto de una simple casita cada vez hay que añadir más anexos (seguridad y salud, estudio de residuos, manual de uso y mantenimiento, control de calidad, manual de protección y emergencia, estudio de eficiencia energética, relación de normativa, justificaciones normativas, etc, etc.) y que cada vez que hacemos un proyecto nuevo nos enteramos de que hay que añadir otro anexo que no conocíamos, y de que todo ello se convierte en mera burocracia que al final no sirve para nada?
¿Sabéis que mientras la absurda normativa intenta regular hasta la anchura de cada ventana y su porcentaje de apertura, o la rugosidad de cada baldosa, se desregularizan a pasos agigantados, fría y premeditadamente, todas las profesiones y los procesos que intervienen en la construcción de edificios?
¿Sabéis que la inmensa mayoría de los arquitectos veteranos estamos hartos de esta profesión que amamos con locura, mientras que la inmensa mayoría de los arquitectos nuevos se hacen a la idea de que no diseñarán jamás un edificio?
¿Sabéis que en la carrera de arquitectura se nos educa duramente en el arte y en la técnica de diseñar edificios, pero al final quien los acaba diseñando es el cliente o el concejal de turno, porque no se fían de esa supuesta formación del arquitecto, que es altamente sospechosa? ¿Sabéis que todo el mundo ve al arquitecto como "quien causa problemas", mientras que ve al ingeniero como "quien los soluciona"?
¿Por qué hemos consentido esto los arquitectos? ¿Por qué hemos sido cómplices y coautores de este sinsentido?
¿Sabéis que quienes legislan y disponen las miles de normas sobre construcción ni son arquitectos ni escuchan jamás a los arquitectos?
¿Sabéis que desde que se aprobó la Ley Orgánica de la Edificación (LOE) los promotores tienen que suscribir un seguro decenal de daños, y ese seguro no se fía de los arquitectos e impone, aparte, una Oficina de Control Técnico (OCT) que supervisa el proyecto y exige las correcciones que considera oportunas, y después supervisa la obra e impone también sus criterios, pero después si surge un problema o un siniestro la responsabilidad es de los de siempre y ellos escurren el bulto y se van de rositas? (*)
¿Sabéis que también es obligatorio un Estudio Geotécnico antes de hacer un proyecto de un edificio, pero si a la larga hay un problema con la cimentación la responsabilidad es del arquitecto y los del Estudio Geotécnico se van de rositas? (*)
¿Sabéis que nuestro seguro de responsabilidad civil nos cobra durante diez años sobre las obras que ya hicimos y pagamos en su día, y que ni la falta de encargos ni de recursos, ni la jubilación, ni la muerte, nos exime de seguir pagando el seguro? (Cuando morimos, nuestros hijos heredan la responsabilidad civil).
¿Sabéis que con la Hermandad Nacional de Arquitectos (que nos cubre la salud y la pensión a quienes no estamos en la Seguridad Social) pasa algo parecido a lo del seguro, en el sentido de que no contempla el cese de actividad, el paro o la ruina, y hay que seguir pagando inexorablemente?
¿Podéis entender que por más vocación que tengamos y por más enamorados que estemos de nuestra profesión estemos más que hartos y con ganas de mandarlo todo a la mierda?
¿Nos creeréis si os decimos que la arquitectura ya no merece la pena, que se ha convertido en una profesión inviable e impracticable?
¿Me creeríais si os digo que con la supresión de las tarifas de honorarios y con la caída en picado del prestigio y de la fuerza de los Colegios de Arquitectos, nos encontramos desamparados y ya no sabemos cuánto más rebajar nuestros honorarios ni en qué condiciones realizar nuestro trabajo? ¿Sabéis que la competencia desleal ha hecho que los arquitectos dejemos de ser compañeros y nos hayamos convertido en enemigos y en caníbales?
¿Sabéis que, a pesar de todo, estamos orgullosos de ser arquitectos?
Vaya una mierda.
Ah, bueno; sí. Feliz Navidad y tal.
(*) Esas afirmaciones las hago con el conocimiento de un montón de casos concretos. Pero no digo que sea así siempre. Es posible que alguna vez los jueces hayan hecho el esfuerzo de entender algo. No digo yo que no. Pero suelen estar muy ocupados y aburridos, y se suelen quitar de encima estos marrones con gran agilidad.