Para los defensores del sexo femenino, luchar contra las inequidades y aplicar reformas educativas son factores clave en el intento de frenar la elevada incidencia de ese flagelo.
Asimismo, muchos coinciden en que en la búsqueda de soluciones contra ese mal se deben incluir componentes socioeconómicos, ideológicos y legales, e involucrar a todos los sectores de la sociedad.
Con el objetivo de eliminar esa práctica, son varios los gobiernos, sobre todo latinoamericanos y caribeños, que implementan programas destinados a favorecer a la mujer y condenar la violencia en su contra.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) aboga por reivindicar los derechos de ese sector de la sociedad, golpeado y minimizado por siglos.
Entre las acciones más recientes de ONU a favor de la mujer, destaca un llamado a reforzar la lucha contra la desigualdad de géneros y por el empoderamiento de las mujeres.
La convocatoria coincidió con las celebraciones a nivel mundial por el Día Internacional de la Mujer, conmemorado anualmente el 8 de marzo, fecha en la cual se alzan miles de voces contra el feminicidio, que incluye hechos de lesa humanidad como crímenes y desapariciones.
A juicio de estudiosos de esa materia, el homicidio de mujeres está vinculado fundamentalmente a las relaciones de inequidad y exclusión que enfrenta ese sector de la sociedad.
Según estiman algunos expertos, las mujeres entre 15 y 44 años enfrentan mayor probabilidad de ser mutiladas o ultimadas por hombres, que de morir víctimas de cáncer o enfermedades como la malaria, en accidentes de tráfico o guerras.
Por su parte, el Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas indicó que la desaparición de representantes del género femenino se debe también a otras prácticas en diferentes regiones del orbe.
Entre ellas destacan el aborto selectivo para interrumpir embarazos cuando los fetos son hembras, el infanticidio en algunos estados donde hay preferencia por los varones, y la falta de alimentación y atención médica a las niñas para priorizar el cuidado y salud del sexo masculino.
También influyen en el feminicidio los denominados asesinatos por cuestiones de honor, las muertes de dotes, el tráfico de mujeres y la violencia doméstica.
Esos males han sido abiertamente tratados por defensores de los derechos de las mujeres, sobre todo en los países latinoamericanos y caribeños, donde abunda el fenómeno.
En esas zonas existen 14 de los 25 estados con mayor tasa de muertes violentas de mujeres, de acuerdo con la organización Small Arms Survey.
En esa lista también aparecen El Salvador, Venezuela, Jamaica, Guatemala, México, Honduras, Colombia, Bolivia, Belice, Ecuador, Brasil, República Dominicana y Bahamas.
Solo en el estado guatemalteco se han cuantificado alrededor de seis mil registros de mujeres y niñas torturadas y asesinadas en la última década.
En México, los feminicidios en Ciudad Juárez y las muertas de Juárez son dos expresiones comunes para referencia a la suma de homicidios y asesinatos de mujeres de escasos recursos, ocurridos en esa localidad del estado de Chihuahua.
Aunque los datos varían en dependencia de las fuentes, los estimados indican que solo en 2010 fueron tres mil 100 las mujeres asesinadas.
Entre las naciones afectadas en otras regiones se encuentran Suráfrica, Rusia Azerbaiyán, Lituania, Belarús, Letonia, Kazajastán, Moldova, Kirguistán, Ucrania y Estonia.
Small Arms Survey resalta que alrededor de 66 mil mujeres son asesinadas cada año y un 17 por ciento de ellas son víctimas de homicidios intencionados.
El informe “Feminicidio: Un Problema Global” analizó los datos a nivel mundial entre 2004 y 2009 y concluyó que el flagelo es significativamente mayor en los territorios con altos niveles de homicidios.
La pesquisa recalca que, en general, los porcentajes son más elevados en países caracterizados por altos niveles de violencia, y en estos casos las mujeres “son atacadas en la esfera pública y los asesinatos son perpetrados en un clima general de indiferencia e impunidad”.
Un tercio de los crímenes se perpetraron con armas de fuego, precisa.
Especifica además que en Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala y Honduras el 60 por ciento de las muertes ocurrieron por heridas de balas, mientras en Ciudad Juárez la cifra cubrió al 80 por ciento.
Ante esos estimados, la lucha por eliminar los actos violentos y homicidios de mujeres se han convertido en prioridad de varias administraciones nacionales y en tema central del trabajo de organizaciones no gubernamentales.
De esa manera, México, Colombia, Costa Rica, Nicaragua y Venezuela son algunas de las naciones que cuentan con instituciones que apoyan los derechos de las mujeres y abogan por concederles un lugar justo en la sociedad.
A pesar de los avances, según cifras de ONU hasta los países con los mejores indicadores todavía registran desigualdades entre mujeres y hombres, en cuanto a salarios por igual trabajo y participación en la toma de decisiones, entre otros aspectos.
Fuente: PL