Revista Política

Feminismo

Publicado el 22 noviembre 2018 por Alejandropumarino

Feminismo

En 1999 Julia Roberts acudió a la premiere de Notting Hill en Londres con un vestido de lentejuelas rojo, su enorme sonrisa y las axilas sin depilar desde hacía varias semanas. Aquello generó un gran revuelo y muchas mujeres convirtieron su gesto en un símbolo feminista de liberación de la mujer, algo que ya repiten sin pudor mujeres de todo el mundo.

Sin embargo, casi 20 años después, ha sido la actriz quien ha desmentido que lo suyo fuera un guiño al feminismo. Lo hizo en el programa presentado por la actriz Busy Philipps, Busy Tonight, que se estrenó hace unas semanas y confesó que solo se trató de un descuido. “No calculé muy bien el largo de la manga ni ensayé el movimiento del saludo al público con aquel vestido”, aseguró, ya que cuando levantó el brazo para saludar dejó a la vista el vello.

Estas curiosas interpretaciones por parte del feminismo militante se extienden, incluso, a ámbitos tan alejados como la vida salvaje. Efectivamente, cuando un depredador acechaba un grupo de antílopes, alguno de ellos saltaba, interpretando este comportamiento ciertos biólogos como de solidaridad con la manada a la que avisa del peligro. Posteriormente, la realidad demostró que se trataba de una intimidación hacia el cazador haciéndole ver que era un ejemplar en plena forma al que costaría perseguir, para que se decantarse por otros individuos más torpes o más viejos del grupo. Poca solidaridad en el reino animal, contrariamente a lo que pensaban universitarios progresistas, con el comunismo de salón pagado por visa platino.


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