Hace muchos años me encontré con una joyita llamada “No soy Feminista, pero…” de la escritora Sophie Grillet. Me encantó, el mensaje era tan claro que pude usar ese material para educar a mi hijo de 7 años sobre el tema. Desde entonces bauticé a ese libro como “feminismo para Dummies”.
¿Qué es lo dice el libro?
Básicamente que una persona es feminista cuando cree que las mujeres tienen derechos como los merece cualquier ser humano.
En nuestra época pareciera que eso es difícil de asimilar para muchas personas, ya que hemos alcanzado muchos logros; pero, si estos se hicieron fue gracias a la inconformidad de muchísimas mujeres y la ayuda de muchos hombres que estuvieron dispuestos a apoyarlas por simple sentido común.
El libro nos pinta un par de mitos respecto al papel de las mujeres:
MITO 1: EL PAPEL NATURAL DE LA MUJER ESTÁ EN CASA
Realidad: Sólo hasta después de la revolución industrial comenzó a surgir un modelo de familia en donde la madre se quedaba en casa cuidando a los muchos hijos mientras el padre se iba a las fábricas. Esto después de que se prohibió el trabajo infantil, pues antes de eso familias enteras vivían juntas explotadas día y noche.
Y antes aún de las fábricas, las familias humanas vivían en tribus en donde todos se hacían cargo de los hijos. La alimentación principal consistía en frutas, vegetales y cereales, al principio recolectados y luego sembrados, labores que estaban principalmente a cargo de mujeres mientras los hombres cazaban carne para las ocasiones especiales, nadie se quedaba en casa, los hijos siempre acompañaron a la familia y aprendían así las labores.
MITO 2: ES NATURAL QUE LOS HOMBRES VAYAN A LA GUERRA MIENTRAS LAS MUJERES LES ESPERAN EN CASA
Realidad: Nuevamente se alude a una supuesta naturalidad femenina dedicada al hogar. Lo cierto es que nada honorable hay en la guerra, los hombres van y mueren y a la gran mayoría no se les reconoce ese sacrificio que se les exige. Por otro lado, hay también casos documentados de mujeres que fueron a la guerra.
Mucha de la discriminación hacia las mujeres está relacionada con estos dos mitos, en donde les coloca como obligadas a parir hijos así como dedicarse exclusivamente a su cuidado. Lo cierto es que esto no es más que una construcción social.
Cuando llegó la Edad de los Metales esta revolución tecnológica permitió que los hombres pudieran pasar más tiempo lejos de las actividades de casa, por lo que muchos de ellos comenzaron a tener mayor injerencia en las labores religiosas o políticas de las tribus, convirtiéndose así en líderes.
Después, cuando surgieron los grandes imperios, ya se había consolidado un poder masculino entre la nobleza y las clases altas, lo cual originó la necesidad de proteger su propiedad privada. Para ello era vital mantener un estricto control sobre la pareja, ya que los hijos heredaban dichas propiedades. Un hijo ilegítimo podía causar grandes catástrofes: la pérdida de la riqueza, luchas de poder, la caída de una familia real. Por ello los nobles idearon sofisticados contratos y ceremonias de matrimonio, algo que no era ni remotamente necesario para los plebeyos.
Para la gente pobre todo siguió así hasta pasado el feudalismo. Durante la época feudal los pobres seguían siendo campesinos o artesanos, sus hijos les acompañaban a los campos y talleres para aprender. La responsabilidad del cuidado no era exclusivo de la madre, y cuando el muchacho o muchacha alcanzaba la adolescencia, entonces se le mandaba a otras tierras a probar suerte. Sí, había muchísimos abusos y restricciones, pero no se había naturalizado un “papel de la mujer”, ni siquiera con las imposiciones de la Iglesia.
Cuando llegó la Revolución Industrial muchas familias campesinas comenzaron a migrar a las ciudades para poder conseguir un trabajo y comer. Trabajaban todos: niños, mujeres, hombres. Pronto los niños comenzaron a sufrir horribles accidentes en las fábricas. Comienzan por esta época las manifestaciones por derechos laborales. Finalmente los niños van a casa y surge la necesidad de que alguien se encargue de ellos, así que las madres van también de regreso.
Muy pronto el sistema político y religioso comienzan a buscarle una tarea a la mujer de casa: ser el ángel del hogar, la que cuida a los hijos y sirve al hombre cansado que llega de trabajar. Para los años 50’s esta imagen se convierte en la familia ideal y “tradicional”. Sólo hasta entonces el papel natural de las mujeres se convierte en el de casarse, tener hijos y dedicarse al hogar; no necesitaban más derechos. Por lo tanto, no era necesario que fueran a la universidad, votaran o tuvieran trabajos bien pagados. Claro esto sólo aplicaba a las clases medias hacia arriba, porque las mujeres pobres siempre tuvieron que trabajar de una u otra forma, siendo ellas las que se llevaban la peor parte de todo este sistema.
Cuando en los años 40’ llega la Segunda Guerra Mundial, las mujeres tienen cabida en el mercado laboral: ahora que no hay hombres alguien debe trabajar o de lo contrario la inestable economía terminaría colapsando. Ese fue el primer paso hacia la emancipación de la mujer. En los 70’s surge la píldora anticonceptiva, la sociedad comienza a cambiar. Por primera vez en muchas décadas las mujeres pueden acceder a tener una vida diferente que sólo casarse y tener hijos; pero para poder tenerla necesitan derechos: poder salir solas sin el permiso de un hombre, votar, salir a las calles. Una gran oleada de se desborda: Surge así el feminismo moderno.
Feminismo moderno porque ya desde siglos anteriores había mujeres que exigían sus derechos. Pocas eran las mujeres que tenían acceso a las universidades, la mayoría de las que entraba era porque tenían talentos especiales percibidos por sus propios padres o esposos, quienes movidos por el cariño hacia ellas las apoyaban. El resto debía conformarse. Estaban también los movimientos de sufragistas, y en otras esferas también había mujeres luchando por una mayor equidad.
Lamentablemente, debido a la alienación de la población con todo este sistema bajo el que hemos crecido, estos movimientos nunca han sido bien vistos. Los primeros movimientos tenían poco apoyo. Muy diferente fue en los años 70’ cuando, gracias a los medios de comunicación, mujeres de todo el mundo pudieron aliarse por fin.
¿En qué ha repercutido el feminismo?
Gracias al feminismo hoy podemos:
-Usar nuestro propio apellido si decidimos casarnos.
-Si decidimos tener hijos, ellos también reciben nuestro apellido.
-Asistir a la escuela y tener educación.
-Votar.
-Divorciarnos si es necesario.
-En caso de divorcio podemos conservar a nuestros hijos.
-Que la violación y la violencia se consideren una causal de divorcio.
-Decidir tener hijos cuando mejor lo creamos conveniente.
-Trabajar sin necesitar el permiso de un esposo o disfrazarnos de hombres.
-Tener ingresos propios y cuentas bancarias.
-Afiliarnos a un sindicato.
-Tener acceso a guarderías.
-Acceder a la Universidad en vez de sólo casarnos o enclaustrarnos en los conventos.
-Practicar una profesión: ejercer medicina, ser abogadas o ingenieras.
-Poseer propiedades.
-Adquirir y usar anticonceptivos.
-Tener hijos sin estar casadas, y estos tendrán todos sus derechos.
Si tantos derechos se han alcanzado ¿entonces por qué sigue siendo necesario el feminismo?
Porque:
Estos derechos todavía no se han logrado para todas.
Los orígenes del machismo todavía están presentes.
Todavía se enseña a las mujeres a que deben aguantar todo tipo de abusivos y mostrase siempre compresivas y generosas; “ser el ángel del hogar”. Mientras a los hombres se les educa para ser brutales y agresivos, sin importarles los sentimientos propios ni los de los demás.
Todavía hay muchas mujeres que reciben menos ingreso que los hombres por hacer las mismas tareas.
Todavía se vive acoso sexual todos los días en las calles, escuelas y oficinas.
Todavía hay muchas mujeres encarceladas injustamente por abortos espontáneos, porque en muchos países el aborto está penalizado con cárcel.
La esclavitud moderna existe en forma de prostitución y trata de mujeres.
Existen muchas mujeres en el mundo que ni siquiera tienen derecho a mostrar su cara ante el mundo.
Los anticonceptivos para hombres no han terminado de salir al mercado por la ideología machista extendida en los círculos farmacéuticos.
En muchos países las mujeres no pueden decidir cuántos hijos tener.
La violencia obstétrica se vive día a día en los hospitales.
Mujeres de todas las edades son violadas todos los días, incluso dentro de sus propias familias.
Existe la mutilación femenina en muchos lugares de África.
Culturalmente se sigue exigiendo que los cuerpos femeninos tengan cierta forma, sin importar si esto fomenta enfermedades mentales como la anorexia o la bulimia.
Un gran número de mujeres sigue infectándose de VIH a pesar de sólo tener una pareja sexual.
Muchas mujeres todavía son perseguidas por su orientación sexual, corriendo el riesgo de ser encarceladas, asesinadas, perder a sus hijos o su trabajo.
Todavía hay muchas mujeres sin acceso a los sistemas financieros.
Todavía hay muchos hombres que magnifican los privilegios que perderán en vez de mirar los derechos que ganarán: permisos de paternidad, mayores ingresos para sus familias y acceso a guarderías son grandes temas pendientes.
Todavía hay muchos hombres discriminados por dedicarse a las Bellas Artes en vez de tener profesiones “de hombres”.
Todavía hay muchas mujeres que viven violencia doméstica en sus hogares y mueren todos los días por esta razón.
Como ven es una larga lista de pendientes. Para conseguir todos estos derechos es que el feminismo existe y seguirá existiendo pese a la oposición de los sectores más privilegiados. Porque cuando tienes privilegios, no alcanzas a entender que los problemas existen y la gente sufre.