Revista Opinión

Feminismo: vamos a aclararnos.

Publicado el 05 junio 2019 por Carlosgu82

Quiero comenzar este escrito anticipando que lo que hay explicado aquí abajo en ningún momento busca ofender a nadie. Es, en su totalidad, mi opinión sobre el tema, no una imposición sobre el pensamiento que cada uno de vosotros tendréis personalmente. Lo único que voy a afirmar y es una verdad mundial es lo siguiente: el feminismo es un movimiento que busca la igualdad de la mujer con el hombre. Todo lo que oigáis o leáis que vaya en contra de esta premisa, amigos, no es feminismo. Habiendo aclarado esto, continuemos.

Realmente el artículo debería acabar aquí, porque si ya hemos establecido lo que es el feminismo, ¿qué vamos a decir de más? Pues mucho, porque por desgracia vivimos en el mundo del revés, donde lo bueno se retuerce y se considera malo, y lo malo es la mejor opción. He escuchado muchos argumentos en contra de este movimiento tan necesario, y me gustaría comentar algunos.

Muchos dicen que si el feminismo busca la igualdad entre géneros no debería llamarse feminismo, porque así ya se pone de lado de uno de los dos bandos. Esta afirmación podría ser correcta, pero hay un pequeño detalle, que no lo es tanto realmente, que hace que no tenga fuerza. Sí, el movimiento busca la igualdad, pero busca la igualdad de la mujer, que en miles de contextos y situaciones está desprotegida y se ve como inferior al hombre. Si fuera al revés, que fueran los hombres los que estuvieran desprotegidos y en una situación desfavorable, el movimiento entonces se llamaría virilismo o yo qué sé, un nombre adecuado al género que se está tratando defender. La cuestión es que en ninguno de los casos pretende poner a la mujer por encima del hombre, porque como he dicho con anterioridad, esas actividades no forman parte de este movimiento. El nombre viene acorde con lo que se quiere proteger.

Luego hay muchos otros que se quejan de las reivindicaciones que piden los feministas (los, sí, porque los hombres también pueden ser o son feministas, por lo que uso el género no marcado). En más de una ocasión he escuchado lo siguiente: «Mucha igualdad, mucha igualdad, pero las feministas solo se quejan del precio de los productos de higiene femenina, pero no de los de higiene masculina, como las cuchillas de afeitar. ¿Dónde está la igualdad ahí?». Bien, vayamos paso por paso. Para empezar, si hemos leído y entendido el párrafo anterior, esto se responde prácticamente solo, pero vale, pongamos por ejemplo el caso de las cuchillas que utilizamos todos casi a diario. Es cierto que igual las feministas no se han quejado de esto y que podrían haber aprovechado, pero ¿lo han hecho los hombres? ¿Han montado ellos una huelga o han querido reivindicarse en contra del precio de las cuchillas? Puede que algunos sí, pero ya os puedo decir yo que el que me dijo esto no ha movido un dedo ni por una causa ni por la otra. Las feministas podrían luchar por ello, ¿pero no tienen ya suficiente en el plato como para encima encargarse de más cosas? Esto igual lo veréis como una minucia, pero es un suma y sigue. Lo que quiero decir es que no se le puede echar la culpa a un colectivo que busca defender a la mujer y luchar por ella por cosas que ni siquiera tú haces. Entendedme, no quiero formar un debate ni ofender a nadie, como he dicho estoy segura de que hay muchos hombres que luchan por muchas cosas, pero con este argumento tengo esta respuesta.

Feminismo: vamos a aclararnos.

Los hombres también son feministas.

Este caso probablemente sea el más conocido. Creo que hemos escuchado más de una vez el término «feminazi» que, si me preguntáis, me parece una palabra muy fuerte para relacionarla con este movimiento. «El feminismo es una basura, solo hay feminazis en él». De nuevo repito que, si hemos entendido el tercer párrafo, el uso de este neologismo desaparecería o no se relacionaría con el feminismo, pero como no es así vamos a analizarlo de una manera muy simple por si alguien todavía tiene alguna duda. , lleva «femi» de feminismo delante de nazi, simpatizantes del nazismo. No, estas personas no son feministas, y no puedo decir que no sean nazis porque eso no lo sé. ¿Cómo puedo saber que no son feministas pero no saber si son nazis? Nos remitimos al tercer párrafo de nuevo. «Pero bueno, aquí hay una feminazi que afirma ser feminista, ¿en qué quedamos?». No es feminista, por mucho que lo crea, si atenta contra la premisa con la que hemos empezado este texto. Ahora, hay que tener mucho ojo. ¿Qué consideramos feminazi? Hay muchos hombres y mujeres machistas (porque sí, hay mujeres machistas. ¿Contradictorio? Así va el mundo y su educación) que llaman feminazis a cualquier persona que defienda ciertos derechos muy lógicos, como el derecho al aborto o a ir por la calle tranquilas sin tener que escuchar según qué —de esto hablaré en la segunda parte que haga de este artículo. Así que tampoco podemos creernos todo lo que se dice por ahí, hay que tener juicio propio para saber qué está bien y qué no debería permitirse. El problema viene cuando lo que aclaman ciertas personas es extremista y está fuera de contexto, porque eso es lo que se hace eco y eclipsa las cosas buenas. Voy a poner dos ejemplos para explicar esto mejor, y lo voy a poner de dos bandos diferentes para que veáis que estoy intentando ser lo más imparcial posible y que no me pongo a favor de un lado o de otro (que quede claro que son hipotéticos casos, no estoy diciendo que ocurra una cosa ni la otra).

  • Tenemos un partido político de derechas cuyos militantes afirman que lo mejor que tiene España es la Iglesia y que, por lo tanto, se deberían retirar fondos económicos de sanidad y educación para invertirlos en ella. Sin embargo, el partido político jamás ha hecho tales afirmaciones y no actúa acorde con lo que dicen estas personas. ¿Significa esto necesariamente que dicho partido defiende esta postura? No.
  • Tenemos a un partido político de izquierdas cuyos militantes afirman que el problema de España es que los altos empresarios cobran demasiado y que debería quitárseles dinero de su salario para repartirlo al resto de trabajadores. Sin embargo, el partido político jamás ha hecho tales afirmaciones y no actúa acorde con lo que dicen estas personas. ¿Significa esto necesariamente que dicho partido defiende esta postura? No.

Entonces, tenemos un movimiento feminista que lucha por la mujer, pero hay quienes, dentro de él, actúan en discordancia con lo que promueve el colectivo. ¿Podemos condenar a este movimiento por lo que hacen o dicen ciertas personas? No.

Como sabéis, este tema es muy delicado y es por eso que quería arrojar un poco de luz al asunto, porque me entristece mucho ver cómo lo que debería ser compartido, importante y un ejemplo a seguir ha quedado, en muchas ocasiones, desacreditado y tildado de «extremista». Lo que es extremista es que haya mujeres acosadas por la sociedad que sufren a diario y que se le eche tierra encima al movimiento que busca romper con todas estas acciones retrógradas y que denigran a las mujeres.

No extenderé más esta publicación, sino que la continuaré en unos días con una segunda parte en la que hablaré del tema que he comentado antes de lo que pasa en las calles con las mujeres y de cómo la educación que recibe la sociedad tiene mucha culpa en lo que ocurre actualmente.


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