[dropcap]T[/dropcap]radicionalmente en Feng Shui se identifican 8 puertas o bocas de dragón pero el espacio del centro que queda de esa cuadrícula se denomina como un bagua más, aunque no sea boca pues no está en los extremos. Estamos hablando del Bagua 5 que se denomina Tao. El Feng Shui como arte surge en la época del Taoísmo, en una cultura en la que se valora el yin como aspecto receptivo, sereno y pacífico en contraste con el yang como aspecto aportador, activo y agresivo -sin las malas connotaciones de la palabra como emoción, sino más bien como forma de introducción en nuestra esfera energética-.
Dentro de esta ambivalencia es habitual ver la figura del Tao en la que Yin y Yang se abrazan, y el yin tiene un aspecto del yang como viceversa. De esta forma se evitan los conceptos absolutos. La esfera de pensamiento en la que surge el Feng Shui es muy importante para poder entender este bagua ya que se trata del más espiritual de todos, de aquel que nos permite recuperar nuestro propio centro. Nuestro eje vital, nuestro chi. El taoísmo dice que todo está en constante movimiento y que es en este movimiento en el que podemos permitirnos el evolucionar, que es la característica imprescindible para que el chi o energía vital que nos anima pueda darse en todo su esplendor y así gozar de buena salud, armonía y felicidad. No busca esta felicidad como un estado, sino más bien como la consecuencia evidente de que todo vaya bien en esencia. Y cuando decimos bien en esencia no significa sin quejas. Podemos tener una vida perfecta y no sentirnos felices mientras que podemos tener una vida con muchas dificultades pero que no afectan a nuestro ser, que no nos llegan a hundir: sería como el rico que teniéndolo todo no es feliz y el hombre feliz que ni siquiera tenía camisa.
Esa felicidad surge del bagua 5: el centro de la casa (oficina, terreno, jardín, etc.), de nuestra esencia, del tao. Todos los tratamientos naturales desde el ayurveda a la naturopatía pasando por la medicina tradicional china con su acupuntura o el masaje más o menos energético busca reestructurar esta energía interna, este Chi que según culturas se puede llamar prana, ki o vix medicatrix; y el Feng shui no es una excepción ya que esta energía podemos percibirla también en los lugares que frecuentamos: casa, oficina o el habitáculo del coche.
Como ya hemos hablado otras veces ni a todos ni siempre nos sienta igual entrar en un hospital (de visita) que en un bar o en un templo. Este espacio debe caracterizarse por estar vacío en lo posible ya que es el dador al resto de la estancia que depende de él. Por eso no es aconsejable colocar aquí la cama o la mesa de despacho -sobre todo si pasamos muchas horas en ella- ya que el exceso de Chi también es perjudicial pues nos obliga a estar constantemente gastando.
También es el lugar de la serpiente, el animal que debe moverse con libertad para regular al resto de los animales y que también se corregía con el mismo sistema.
Este bagua no tiene trigrama del I Ching asociado, pues al estar en el centro su trabajo es el círculo capaz de repartirse entre todos y de nutrir de esos aspectos, yin o yang, a cada una de las ocho bocas en función de lo necesario. Es el lugar adecuado para la serenidad -que no tiene nada que ver con dormir-, como los lugares de meditación o yoga que podamos tener en casa pero aplicando la lógica. Evidentemente si es una escalera no la considero el mejor sitio para ninguna de estas dos actividades, elegida simplemente por ser el lugar apropiado en términos genéricos. Tampoco se trata de montar un centro de meditación porque disponemos del espacio si no vamos a utilizarlo. Cualquier cosa que nos haga reforzar nuestra energía vital se beneficiará de este lugar y será mucho más beneficiosa así como los distribuidores (pasillos, escaleras ascendentes, etc.).