El domingo a media noche se apagaron las luces del Real de la Feria de Abril, se acabó una de las semanas más grande para los sevillanos, que durante siete días se visten con sus mejores galas para disfrutar en esta pequeña ciudad efímera de casetas y farolillos, entre volantes y rebujito a ritmo de sevillanas.
Después de haber vivido muchas Ferias, esta ha sido especialmente bonita, días soleados y con bastante calor, una Feria de Abril llena de colorido donde hemos podido ver muchas flamencas desprendiendo elegancia y estilo, ya que vestirse para la ocasión es un auténtico ritual en el que no se pierde ningún detalle: desde los zapatos, vestido, pasando por los complementos, para finalizar en el peinado y maquillaje.
Aunque una de las cosas más bonitas de la Feria es el tradicional paseo de caballos y enganches por recinto ferial, que se disfruta desde 1970, en el que jinetes y amazonas, ataviados con el traje típico, exhiben sus caballos discurriendo por las calles del Real entre espectaculares enganches, siguiendo un marcado protocolo, ya que como contrapunto al traje de flamenca, que evoluciona con la moda, nos encontramos con la vestimenta que usan los jinetes siendo cuanto más clásico más elegante.
Los jinetes, tanto hombre como mujeres, se visten con el traje de corto y sombrero cordobés, que se compone de: unos botas de piel con polainas y calcetines blancos, el típico pantalón de corto con blusa blanca, tirantes, lazo de seda a modo de cinturón, chaleco y chaqueta. Al final del pantalón se colocan cinco caireles como si fueran los botones a la altura del tobillo del pantalón.
Las mujeres que montan a caballo se visten con el traje de amazonas, que se compone de una falda larga, de color oscuro y abotonada por detrás, blusa blanca, cinturón de cuero o pañuelo de seda, chaleco y chaqueta, siempre con el pelo recogido, pendientes cortos y con sombrero cordobés, o bien con un sombrero calañé y pañuelo puesto a la bandolera en caso de ir ataviada a la rondeña.
Todo un espectáculo que perdura a través de los años: volantes, cata vinos, albero, sevillanas, buñuelos, caballos, enganches, mantoncillos, farolillos…todos forma parte de esta tradición marcada en el calendario de cada uno de los sevillanos, aunque uno no sea de la ciudad, siempre tendrá su pequeño hueco para pasearse y disfrutar de esta semana mágica, en la Feria de Abril.