Hemos abordado el tema de los cementerios, con alguna reiteración y a lo largo de los últimos años, en un intento de hacer algún que otro pinito en el terreno del tanatoturismo, una actividad situada en un cierto candelero, en nuestros días.De entre todos los visitados, los de París parecen haber tenido el privilegio del protagonismo, en nuestra consideración; fundamentalmente los de Père Lachaise, Montparnasse y Montmartre. Aunque es obvio el recordar que una metrópolis como la de París no se detiene en contar con tres cementerios: habrían de tenerse en cuenta algunos más, como el cementerio de Passy, que hoy nos ocupa.
Del cementerio de Passy destacaré su ubicación, en el XVIº distrito de esta capital, uno de los más exclusivos y distinguidos, a tenor del precio de las viviendas que, por la zona, habitan sus vivos... De hecho, las preciosas vistas de la torre Eiffel, de las que, de resultarles posible, se beneficiarían cuantos están enterrados allí, habría de considerarse como una de sus destacables ventajas, amén de la monumentalidad de sus tumbas...
No hay duda de que este último aspecto puede resultar cómico, y es que precisamente de eso quiero hablarles, de un cómico: uno de los más grandes del cine francés: el genial Fernandel, está enterrado en Passy. Lo recordarán por el papel que le hizo más popular: el del sacerdote Don Camilo, eterno opositor al alcalde, el comunista don Peppone.En Passy también reposan los restos de los pintores Manet y Morisot, los del compositor Débussy, el aviador Marcel Dassault (diseñador y fabricante de los Mirage), y de Marcel Renault (piloto y cofundador de la marca Renault, junto a sus dos hermanos), entre otros...