Otro caso Soria que el PP ha provocado. Después de que parecía todo arreglado, han decidido aplazar la reunión para nombrar presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso al excelso meapilas exministro Fernández Díaz.
Ayer parecía todo listo. El PP proponía, para presidente al susodicho y C’s y PSOE tragaban, absteniéndose. Por el contrario, Unidos Podemos y los demás grupos avisaron de su voto en contra. Hoy, después de que Unidos Podemos ha presentado una petición de aplazamiento de la votación, una auditoría y un informe de idoneidad del candidato, y de que el PSOE se haya visto presionado por la repercusión, y haya cambiado su decisión, parece que Fernández Díaz se queda en bambalinas, a la espera de otro carguito, que para eso es íntimo de Mariano. Esta vez no le ha salvado ni su ángel Marcelo.
Vivimos momentos de dudas. Ahora resulta que los cuñaos naranjitos (C’s) también se retractan, y es que juegan siempre a favor del PP, salvo cuando no tenga posibilidades de ganar. Ellos son así. Trepas, dispuestos a cambiar siempre, a favor de corriente. Estos chicos de Ciudadanos si que representan el cambio “de opinión”, claro.
Por su parte el PP no termina de enterarse de que ya no tiene mayoría absoluta, ni tan siquiera contando con los votos de Ciudadanos. Y se ha llevado otra plancha. Todo ello, después de que el PSOE haya dado marcha atrás, viendo que se le venía otra “abstención” y no quieren que les recuerden su responsabilidad en nombrar a Rajoy, presidente del gobierno.
Los Populares siguen jugando como si tuviera mayoría absoluta, y si cuela, cuela. Claro que ahora lo tienen difícil –ya veremos que pasa con los presupuestos, cuestión clave, aunque su marca blanca les apoye siempre –no tardarán en entrar en el gobierno--, el PSOE tiene que disimilar después del descalabro de la abstención, y los demás grupos están en contra.
De seguir así el PP, será difícil que dure esta legislatura, puesto que lo que pretende es imponer y no pactar, y eso, salvo Ciudadanos, no lo va a encontrar plenamente ni en el PSOE. La clave es el presupuesto. Si consigue aprobar el presupuesto --su presupuesto, puesto que ya han declarado que van a seguir su política económica “exitosa” y que su prioridad es cumplir el déficit que la UE les impone, lo que significa más recortes o subida de impuestos—, seguirán adelante, de no poder aprobarlos el PP siempre tiene la opción B: convocatoria de elecciones generales, ya que además las encuestas le vaticinan mejores resultados.
Esa es la espada de Demócles que el PP tiene sobre el PSOE. Los socialistas saben que su situación no les permite salir airosos en unos nuevos comicios, y en caso de necesidad imperiosa, tragarán, como ya han hecho.
En fin, se espera una legislatura más movidita, con altibajos y con decisiones que desenmascararán a los demás partidos. De C’s nada se puede esperar, salvo que hagan más explícito su integrismo. Del PSOE y de los partidos nacionalistas vascos, veremos cómo se comportan y hasta qué punto y a cambio de qué cederán, si es que lo hacen. Mientras, Unidos Podemos será la única oposición real en el hemiciclo.
No me dirán que al menos no será más divertido.
Salud y República