Revista Ajedrez

Fernández García - Díaz Rodríguez

Por Jmvillar
Francisco J. Fernández García 1/2
José Antonio Díaz Rodríguez (2122) 1/2
Marmolejo, 16.11.08 Liga Andaluza (primera), ronda 6ª, mesa 5ª.
C10:Defensa Francesa (variante Rubinstein)
Había jugado un par de veces a ritmo rápido con mi rival y siempre había perdido. Esta vez pude obtener algo positivo, aunque el equipo no lo aprovechara después. Perdimos 4 a 1 frente al Reina Brillante de Córdoba. Fernández García - Díaz Rodríguez
1.e4-e6 2.d4-d5 3.Cc3-dxe4 la variante Rubinstein, juzgada durante bastante tiempo como inferior por el abandono del centro que se produce, pero perfectamente jugable y competitiva. De hecho, es una variante que a mí me resulta particularmente molesta
4.f3!? este signo es desde luego discutible; quizá fuera más ajustado ?!, pero perseguía entrar en alguna variante favorable del Blackmar-Diemer. Además, me gustan los follones desde el principio, que es cuando mejor rindo
4... -Ab4 buena respuesta. Otra opción sería 4...Cc6
5.Ae3 sabiendo lo que sé ahora, estoy dispuesto a jugar en otras ocasiones algo que me asustaba sobremanera en partida, es decir, 5.fxe4, sin temer especialmente a 5...Dh4+ 6.Re2-AxCc3 7.bxAc3-Dxe4+ 8.Rf2!=. De ahí que Fritz prefiera 5...Cf6 6.Ag5-h6 7.AxCf6-DxAf6 8.Cf3=
5... -Cf6 6.a3-AxCc3 7.bxAc3-0-0 8.Ag5 mi rival se lamentó después de la partida por haberse dejado clavar de esa manera. La verdad es que a mí esta jugada me gustó mucho, pues conlleva la dificultad psicológica añadida de mover una misma pieza dos veces. La otra opción es 8.fxe4-Cxe4 9. Ad3-Cxc3 10.Axh7+-RxAh7 11.Dd3+, con ventaja negra
8... -h6 9.Ah4-exf3N parece que esta es la novedad y no demasiado afortunada, pues justifica el dudoso juego del blanco. Quizá sea mejor 9...e3, que es lo que se había venido jugando. En cualquier caso, la ventaja negra disminuye considerablemente. En cuanto a Fritz propone 9...c5!? 10.fxe4-g5, con ventaja negra
10.Cxf3-Cbd7 11.Ad3-c5 12.0-0 siguiendo tranquilamente con mi desarrollo
12... -Da5 13.Ce5 complicando otra vez el juego de manera innecesaria. Bastaba con 13.De1=, que estuve considerando bastante tiempo, pero viendo que la partida se ralentizaría, empecé a calcular a lo hondo y vi lo que podía pasar hasta la jugada 16. Axc5, que me parecía prometedora
13... -Dxc3 14.CxCd7 aquí volví a repasar la variante, pero ya no había marcha atrás
14... -Dxd4+ dejándose tentar por el jaque, pero era mejor 14...CxCd7 15.Tb1-f5, con ventaja negra, variante que no había querido ver en mis cálculos anteriores, demasiado verticales
15.Af2-DxCd7 16.Axc5 y aquí salí a fumarme un cigarrillo, muy satisfecho de mí mismo. Supe después que Sebastián Almagro había considerado la posición como muy favorable a mis intereses y que él veía casi como única entregar la calidad con 16...b6. Más tarde, comiendo con Villar y Cepedello, me comentó que tenía un ajedrez muy unilateral, donde no me concedo el privilegio de retroceder en un momento dado. Cuando puse cara de circunstancias, me consoló diciendo que son sencillamente estilos..., malos estilos, pensé para mis adentros
16... -Te8 tomándose su tiempo. A Fritz le gusta lo que le gustaba al bueno de Sebas, es decir: 16...b6 17.AxTf8-RxAf8, con ligera ventaja negra
17.TxCf6!= buena jugada que, no obstante, sólo iguala, aunque yo creía en un principio que daría más
17... -Dd5! si 17.gxTf6?? 18.Dg4+-Rh8 19.Dh4, con ventaja decisiva blanca. Pero resulta que la jugada de mi rival no la había previsto y cuanto más la miraba más me gustaba. Me pareció buenísima, sin embargo de única, y casi me hace entrar en estado cataléptico. Contra mi costumbre, me sumí en una larga reflexión de más de media hora buscando y rebuscando, quedándome con unos veintitantos minutos en el reloj frente a la hora escasa de mi rival. Así las cosas, primero pensé en sacrificar la torre por segunda vez en f7, después en h6, luego le tocó el turno al alfil, después, acordándome de un capítulo del libro Al Ataque de Tal, pensé en sacrificarlo todo. Empleé mucho tiempo justipreciando lo que pasaba tras 18. Ae3, pero no lo veía claro, pues de reojo pensaba que quizá mi rival consiguiera contrajuego sobre la columna g. El caso es que de repente descubro (!), casi en el último momento, que tengo pieza de ventaja y que, por tanto, puedo entrar en una combinación a resultas de la cual me quedo con torre en séptima y un solo peón de desventaja, además de cierta posición dominante. Se me reveló como evidente que era eso lo que tenía que hacer, y apenas si le dediqué un minuto o dos a la continuación finalmente elegida. Al parecer, eso es lo que mis propios compañeros habían visto desde un inicio (está claro que estar fuera de la tensión de la partida le hace ver a uno muchas cosas) pero, tras mi pensada, dudaban muy mucho de que siguiera por ese camino. No hace falta insistir en lo agorero de su proceder, pero resulta que les tengo demasiado acostumbrados a ello
18.Ah7! + dos piezas en prise y sacrifico una tercera: bonito. Por cierto, si 18.Ae3-gxTf6 19.Dg4+-Rf8 20.Db4+-Rg7 21.Dg4+=
18... -RxAh7 19.DxDd5-exDd5 20.Txf7 y aquí ofrecí tablas que fueron aceptadas. Es cierto que podría haber seguido jugando sin riesgo especial, pero temía quedarme sin fuerzas tras el susto del Dd5 y el esfuerzo de encontrar la mejor continuación. En cuanto a Fritz, valora la posición como de estricta igualdad, aunque también parece claro que el juego blanco hubiera sido más fácil durante un buen puñado de jugadas.
Francisco J. Fernández

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