Los años dorados de Venezuela y el auge de Caracas
De acuerdo a lo que explican Fernando Bermudez Ramos y Fernando Bermudez Herrera, mientras el mundo salía de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, Venezuela y, en particular, Caracas, vivían un momento único de expansión en los años de 1950. El auge económico, la gran afluencia turística y el desarrollo de la industria petrolera le dieron a este país una gran prosperidad durante esos años, lo cual también hizo que se convirtiera en un escenario perfecto para la llegada de artistas de los distintos ámbitos.
La buena situación económica llevaba a que los pobladores contaran con más dinero para invertir en el ocio y en el arte en general, lo que servía como un impulso para todo el sector artístico. Sin embargo, una de las claves del desarrollo vanguardista en Venezuela en esta época tuvo que ver con la arquitectura. Tanto arquitectos venezolanos como otros provenientes de otras partes del mundo desplegaron sus conocimientos y su potencial artístico para hacer de Caracas, particularmente, una ciudad líder en la vanguardia arquitectónica.
Los grandes hitos arquitectónicos de Venezuela según Fernando Bermudez Ramos y Fernando Bermudez Herrera
Según el arquitecto Fernando Bermudez Herrera y adhiere el pintor Fernando Bermudez Ramos, para poder entender el desarrollo arquitectónico de Venezuela y especialmente de Caracas a lo largo de los años 50 y posteriormente, es necesario comprender el boom del petróleo.
El desarrollo sustancial de este sector logró dar un fuerte impulso y una gran velocidad al proceso de modernización urbana en el país. Ya hacia la década de los 60 y 70, Caracas lograba, en poco tiempo, pasar a convertirse en una de las ciudades más modernas de América Latina, liderada esta visión por sus visiones arquitectónicas audaces.
Las torres del Centro Simón Bolívar
En el centro de la ciudad de Caracas se ubica un complejo compuesto por dos torres gemelas de un total de 32 pisos, que llegan a los 100 metros de altura. Fueron diseñadas a mitad de la década de los 50 y tanto Fernando Bermudez Herrera como otros arquitectos han considerado que se trató de la clara expresión que marcaba la transición de un país predominantemente rural hacia uno más moderno, industrial y de claros tintes urbanos y petroleros. Son estas torres las que se convirtieron en las primeras en dejar atrás el marcado estilo colonial que había caracterizado la arquitectura de la ciudad durante mucho tiempo.
El Parque Central
Durante un tiempo, Venezuela adquirió un apodo: “Venezuela saudita”. Esto se debía a que sus avances la convirtieron en la ciudad más moderna y también una de las más prósperas de la región desde mediados del siglo XX. Este contexto permitió un fuerte desarrollo en términos arquitectónicos, del que se destaca, por ejemplo, el Parque Central.
Hacia el año 1969 comenzaban las excavaciones para un complejo de diez torres, finalizado en 1983, que pasaría a convertirse en uno de los mayores emblemas de la ciudad. En ese entonces, eran los rascacielos más altos de América Latina, lo cual representaba a claras luces que se trataba, también, del país más rico de la región en ese entonces. Lo que se buscaba con el proyecto de este parque fue que se convirtiera en una pequeña ciudad dentro de la ciudad, con todos los servicios dentro.
El Teatro Teresa Carreño
Finalmente, se puede destacar, de acuerdo con Fernando Bermudez Ramos y Fernando Bermudez Herrera, el Teatro Teresa Carreño, que fue completado en 1983 y que su construcción lo llevó a ser uno de los más importantes en Sudamérica. Se trató del primer teatro multifuncional en ese momento, lo que le permitió atraer a turistas de gran envergadura a nivel mundial, como fueron Luciano Pavarotti, Montserrat Caballé, entre otros. Se destacó, además, por ser un edificio que combinó la arquitectura y el arte con un importante desarrollo técnico orientado a generar la mejor acústica de su tiempo.