“Yo le decía, quieres una pastillita para el dolor y él me decía: ‘No madre no tomo pastillas si no son recomendadas por el doctor’”. Sin descuidar su trabajo, el galanzo seguirá sus terapias físicas diariamente en su casa en Distrito Federal. “Fer me dijo: ‘Todo los días estoy haciendo terapia para poder salir adelante’”, dice Salinas consternada. “Fer es un caballero, es un muchacho que no tiene vicios. Yo lo apapacho porque en él veo al hijo que perdí”.
