Revista Comunicación

Fernando Delgado. Adiós a un gigante

Publicado el 19 febrero 2024 por Navarroeduard @navarroeduard

A las siete de la mañana, cuando preparaba el almuerzo de mu hija, me he enterado de la muerte de Fernando Delgado. Por la radio, que tanto amaba. Luego he llegado al magnífico y conmovedor obituario de su amigo Juan Cruz en El Periódico de España y al de Elvira Lindo en El País y han vuelto tantos momentos de aquellos años de fin de siglo y de milenio.

Yo veneraba a Fernando por la radio y tuve la fortuna de conocerlo en Lleida, allá por el 1998, cuando hizo «A Vivir que son dos días» en la recuperada Biblioteca Pública de la Rambla de Aragón. Un «bolo» que consiguió Jaume Serra, que dirigía aquella Ràdio Lleida de Vila Antònia 5. Yo andaba por allí haciendo de jefe de Informativos, con mayor o menor fortuna.

Fernando Delgado. Adiós a un gigante

En agosto de 1999 se iniciaría mi temporada en Madrid y mi relación con aquella cuadrilla maravillosa del A Vivir que formaban Javier Astasio, Pilar Arranz, Pepe Rubio y Sergio Castro, gente estupenda que hoy llora el adiós de Fernando.

Como yo vivía en la calle Pizarro, muy cerca de Gran Vía 32, y la mitad de los fines de semana estaba más solo que la una, muchas mañanas de sábado o de domingo las pasaba en el control del estudio disfrutando de aquel espectáculo de radio. De aquel hombre amable, elegante, cultísimo y también algo despistado. Con don José (Pepe Martín) y aquella jarra de agua de cristal que no podía faltar.

Es un poco injusto, por reducir todo aquello a a un solo asunto, pero cómo olvidar la Campanera y sus diálogos (Fernandodelgado, fernandodelgado) con Manolito Gafotas, con Elvira Lindo. El dúo de radio más maravilloso junto al de Xavier Sardà y el señor Casamajor. !Cómo no emocionarse al volver a escucharlos!

Eran días de una radio magnífica, deslumbrante. La radio que capitaneaba Daniel Gavela y en la que brillaban Iñaki Gabilondo, Carlos Llamas, Xavier Sardà, Gemma Nierga, José Antonio Marcos…y el propio Fernando Delgado, entre otros. Yo anduve entre aquellos gigantes y lucho contra mi desmemoria para no perder ningún detalle de aquellos recuerdos, el tesoro más valioso que poseo.

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