Habitualmente, los clásicos están catalogados como tal por algún motivo. Hay excepciones, por supuesto, como en cualquier ámbito en el que posemos nuestra mirada, pero en el campo de la literatura, y con el libro que hoy nos ocupa, no es el caso. Hoy vamos a despiezar el libro Momo, de Michael Ende.
Título Momo
Autor Michael Ende
Editorial Alfaguara
Género Juvenil
Número de páginas 255
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Sinopsis del libro Momo
Momo es una niña que posee la maravillosa cualidad de saber escuchar a los demás y que desea ayudar a la gente a humanizar sus vidas.
Sobre todo cuando los hombres grises deciden apoderarse de uno de los bienes más preciados que poseen las personas: su tiempo.
Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón.
Introducción
La lectura que hoy enfocamos la afronté sin conocer nada de la misma, y es algo que me fascina. Todos solemos investigar sobre si tal novela nos atrae o no antes de abrirla por su primera página, pero hay casos concretos, como este particular, en los que leí sus primeras páginas sin saber siquiera qué me podía encontrar en el interior.
El libro Momo es uno que ha reposado en una estantería durante toda mi infancia. Lo recuerdo allí, en esa preciosa edición de 1979 de Alfaguara, al lado de la Ópera Prima del mismo autor, La historia interminable. Este sí lo había leído, y lo raro es que no me haya atrevido con Momo hasta mis treinta y cuatro años, teniendo que hacerme con un nuevo ejemplar de la novela a través de la siempre útil compra-venta de segunda mano (misma edición, por supuesto :P).
No me enrollo más. Cerraré este bloque diciendo que la lectura me ha sorprendido para bien. No por su calidad literaria, no por los giros de guion, y no por la profundidad de sus personajes, como suele ocurrir en novelas contemporáneas. Momo me ha sorprendido porque, escrita hace más de cuarenta años, resulta una lección para la vida contemporánea que vivimos a día de hoy.
La trama
Comenzaré este apartado sincerándome. Lo cierto es que la trama del libro Momo es lo de menos. Tenemos a una niña que parece caer desde el cielo en el día a día de una ciudad sin nombre. Una niña que vaga sin rumbo por la misma, y que despierta el interés de sus habitantes. La cuidan y le confeccionan un lugar para vivir en un anfiteatro abandonado. Recibe constantes visitas de quienes se convierten en amigos, y pronto se desvela la principal cualidad de esa niña desharrapada que apenas pronuncia una frase: el saber escuchar.
Porque, muchas veces, le quitamos importancia al hecho de escuchar y ser escuchados, y esto lo vemos subrayado durante el primer tramo de la novela. Escenas en las que Momo, por el mero hecho de prestar atención a lo que se le cuenta, solventa conflictos y ayuda a tomar elecciones. Estos primeros capítulos nos sirven a modo de presentación de los personajes principales, y también como medio de identificar la importancia de la personalidad de Momo, que tan fundamental será en las siguientes páginas.
Los hombres grises
En toda historia, incluso en una tan particular como esta, tiene que haber un villano. Muchos, en este caso, aunque todos ellos formen parte de un mismo grupo. Como si se tratase de un solo ente: los hombres grises. No tienen nombre, sino que se identifican mediante numeraciones. Se nombra en varias ocasiones a su presidente, pero tampoco tiene un peso específico en la historia.
No estamos hablando de un villano que consiga que te estremezcas mientras lees la novela, pero Ende sí consigue crear cierta sensación de angustia en determinados momentos, especialmente, cuando descubres los paralelismos entre una historia escrita hace casi medio siglo y la sociedad contemporánea alrededor de la cual vivimos. Volviendo a los hombres grises, es más importante el cometido que ellos cumplen, el mensaje que entregan, que su figura propiamente dicha.
Aprendemos juntos
El tiempo. Si tuviéramos que sintetizar la novela con un solo término, se trataría del tiempo. A través del prisma de Momo o de algunos de sus amigos, vemos cómo una sociedad libre y alegre se transforma en un pueblo esclavizado por el tiempo. Ahorrar tiempo es algo que, a día de hoy, en pleno 2021, llevamos tan arraigado en nuestro interior, que no he podido sentirme más identificado con el mensaje que la novela trata de volcar en nosotros. ¿Qué ha sido de disfrutar de momentos, con el tempo que cada uno de ellos necesita?
Vi un reflejo de la sociedad actual en cierto pasaje, en el que se habla de juguetes que dan todo hecho a los niños. Sin margen para la imaginación. Muñecas que ya son, en sí, una historia, y coartan la posibilidad de que los niños expresen sus inquietudes mediante sus propias creaciones. En cierto modo, vi un reflejo de lo que, a día de hoy, representan las tablets, juegos de móviles y demás para niños que, desde los dos años, quedan pegados a las pantallas, embobados. Hay una amplia explicación psicológica detrás de todo esto, que conocí en una charla a la que asistí, pero por desgracia, no soy capaz de expresárosla de forma fiel. 🙂
Lo que quiero decir con todo esto es que, en la mayoría de ocasiones, lo mejor es dejar que la creatividad de nuestros pequeños vuele sola. Muchas veces, dan más juego unas piedras y un puñado de tierra que un juego para cualquier dispositivo tecnológico de los que utilizamos hoy en día.
Esclavos de la vida
Eso es lo que somos.
7:30. Llevar al niño al colegio. Desde esta hora hasta que me acuesto por la noche, multitud de obligaciones impuestas, y otras propias, batallan en una procesión de equilibrismo en la que tengo que hacerlo todo en el menor plazo posible para que me de tiempo a hacerlo todo. Trabajo, familia, escritura, lectura, deporte. Al menos en mi caso, hay ocasiones en las que se pierde calidad en cada uno de estos aspectos por querer completarlos todos.
Y un poco de eso va el libro Momo. De cómo unos ciudadanos amables y risueños sucumben ante la economía del tiempo. De cómo las sonrisas se transforman en caras largas, el tiempo para la diversión se esfuma, y la productividad y eficiencia toman el mando de un mundo cada vez más gris.
Conclusión
El libro Momo es uno que no brilla por su prosa, aunque es buena. No destaca por sus personajes, ni por la acción que acontece en sus páginas. Es un libro de tan solo 255 páginas, pero que da para mil horas de pensamientos propios. Es una novela que te hace recapacitar y, en definitiva, te da una lección sobre la vida.
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