Fernando Tejero

El Sr. Tejero ofreció su rabo a toda esa gente que no entienda que es un intelectual de izquierdas y gay. Personalmente me parece una grosería, independientemente de que el comentario que originó tal respuesta fuese, precisamente, relativo a la cuestión del carácter del actor. Hay términos de los que se apropió la izquierda, tal es el caso de “intelectual”, “comprometido”, “solidario” y un largo etcétera, al que añadimos la perversión moral de que confesarse de derechas, supone automáticamente todo lo contrario, esto es, insolidario, no comprometido y zoquete. Posiblemente ahí nazca esa suerte de superioridad moral del progresismo militante, de chaqueta de pana y Visa platino, que pulula defendiendo la libertad y pide la prohibición de los toros, o de lo que sea, mientras pasea por Madrid con un automóvil de alta gama. D. Fernando es uno de esos actores, subvencionados con los impuestos que pagamos todos, y que no tiene inconveniente en morder la mano que le da de comer, y al que su condición de artista le otorga automáticamente el carácter intelectual, del mismo modo que confesarse de izquierdas lo convierte en solidario y comprometido; además, su orientación sexual le permite tildar de homófobo a quien lo critique, por ejemplo, por haber escrito sobre lo apetitoso de su apéndice sexual. Las opiniones políticas de los actores no tienen más valor que las de cualquier otro ciudadano; no son más intelectuales que los demás por su profesión y la humildad debería acompañar las más de las veces a estos personajes, tan favorecidos por la vida como muchos deportistas de élite, aunque claro, considerar “intelectuales” a ciertos futbolistas sea verdaderamente, más que rizar el rizo.