Revista Insólito
Algo que ha distinguido a México de otros países es su reverencia que tiene por la muerte, ese paso transitorio al “más allá” o para otros simplemente el fin del camino. Incluso algunos cultos la veneran como si se tratara de una entidad sobrenatural, cuando en realidad es solo es el escalón final al que todos llegaremos. Pero es ahí donde tenemos dos festividades muy similares y distintas al mismo tiempo. Primero tenemos el Halloween en donde muchos niños, adolescentes y adultos recorrerán las calles de muchas ciudades para pedir dulces y golosinas tradicionales de esta temporada otoñal, y lo hacen disfrazados de personajes de cuentos de fantasía o de terror.
Después llega la celebración del Día de Muertos, una festividad muy similar pues también trata de la muerte, pero con trasfondo más religioso. Sin embargo estas dos celebraciones tienen un origen en común, pues ambas celebraciones fueron inventadas por la Iglesia Católica.
Debemos saber que Halloween no tiene un origen netamente celta o druida como muchos creen, mucho menos es de origen satánico. Esta festividad fue inventada en el siglo VII por los mismos cristianos católicos. Según muchos historiadores el nombre del Halloween proviene de la festividad católica de la "Víspera del día de todos los santos", que en el ingles antiguo se le llamaba “All Hallows Eve”, la cual se realizaba por la tarde noche del día 31 de octubre, la cual era muy popular en países como Escocia e Irlanda, y que se hacía un día antes del "Día de Todos los Santos" que es el 1 de noviembre.
El Papa Bonifacio IV fue quien creó esta celebración, en el año 609, para honrar a la Virgen María y a todos los mártires de la iglesia católica en la antigüedad. Con el paso del tiempo esta festividad fue extendida a todos los santos, y de ahí surgió su nombre de “Día de Todos los Santos”. Esta festividad religiosa se festejaba los días 13 de mayo, pero fue el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, la cambió de fecha pasándola al 1 de noviembre. Posteriormente se instituyó el día 2 de noviembre como el Día de los Fieles Difuntos o “Día de Muertes” en honor a todos los fieles fallecidos, que por distintas razones “sus almas están en el Purgatorio esperando su entrada al Cielo”.
Por otro lado, varios estudiosos indican que el origen de la palabra Halloween, podría venir de la llamada “Mesnie Hellequin”, una muy antigua leyenda folklórica del centro de Europa, que ahora es más conocida con distintos nombres, según la región, algunos la llaman la “Procesión de los muertos”, otros la llaman la “Santa Compañía” o la “Cacería salvaje” y otros nombres según la zona donde la cuenten.
Las leyendas cuentan que dicha manifestación se podía aparecer desde la noche de la Víspera del Día de Todos los Santos, hasta en la del Día de los Santos Difuntos, hoy llamado Día de Muertos. Era la aparición de un grupo de seres fantasmales que era encabezada generalmente por un personaje vestido con un traje de arlequín (“hellequin”) el cual, según la época y la región, podía ser un ser fantástico y legendario, pero en algunos casos podía tratarse de un ser con apariencia diabólica.
Antiguamente durante la Víspera del Día de Todos los Santos se hacía una vigilia de oración en honor a todos los santos fallecidos, la cual se realizaba durante la tarde y noche del día 31 de octubre, pero las costumbres populares, y el sincretismo cultural de los cristianos y católicos, hicieron que esta tradición religiosa se transformara en una festividad mucho más mundana, en donde la algarabía desplazó a los rezos tradicionales. Algo que también ya está ocurriendo actualmente con la Navidad y la Semana Santa.
Muchos decían que el Halloween provenía de los ritos de los antiguos celtas quienes tenían su celebración denominada Samhain, que era el fin de año celta (31 de octubre), en donde, según sus relatos, los espíritus de los muertos se reunían para examinar los eventos del año pasado y los venideros del próximo año, pero también visitaban sus antiguos hogares, esto era la pauta para la celebración del año nuevo celta.
En la antigua religión de los celtas, la cual era dirigida por los druidas, que no tiene nada que ver con la “wicca”, acostumbraban encender grandes fogatas en la noche del 31 de octubre en la cima de las montañas, para proteger a la comunidad de los malos espíritus y ahuyentarlos. Este ritual no tenía nada de maligno ni oscuro, todo lo contrario.
Algunos cristianos llegaron a creer que “Samhain” era el terrible dios druida de los muertos, pero era la celebración principal de la cultura celta. Cuando los romanos conquistaron los territorios de los celtas, ellos lo añadieron a la fiesta romana de "La Cosecha" que se realizaba el 1 de noviembre en honor de la diosa Pomona, pero cambiaron su festejo para el 31 de octubre.
Erróneamente muchos dicen preferir la celebración cristiana del "Día de Muertos" del 2 de noviembre como si fuera algo auténticamente mexicano. Según los relatos tradicionales, el espíritu de los muertos regresa ese día para visitar a sus familiares más queridas, por lo que se levantan grandes altares para recordar a los ya fallecidos, quienes se llevan consigo la esencia de los alimentos o bebidas para su camino de regreso al cementerio y luego al Cielo; en ese día en las iglesias se hace una misa especial por el descanso eterno de sus almas.
Desde el 7 de noviembre del 2003 la UNESCO distinguió a la festividad del Día de Muertos como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad", por ser "Una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo".
También erróneamente se le relaciona la festividad de los antiguos aztecas, quienes tenían un ritual similar con el que veneraban a Mictlantecutli y Mictecacihuatl “El Señor y la Señora del lugar de los muertos”, pero no igual al actual Día de muertos. Siendo honestos, casi no tiene nada que ver el antiguo ritual azteca con la actual celebración, pues el ritual azteca dedicado a esos dioses de la muerte se hacía durante el mes de agosto. El moderno Día de Muertos es un ejemplo de esa mezcla, o sincretismo, de tradiciones aztecas y dogmas impuestos a la fuerza por los europeos.
Por lo que ambas festividades, el Halloween y el Día de Muertos, no tienen su origen en América, las dos son de origen europeo, se han difundido por todo el mundo y no tienen nada de malignas. No hay porque defender a una y atacar a la otra, pues tienen un mismo origen e incluso el mismo tema: la muerte.
Muy a pesar de ser su origen cristiano católico, el Halloween se ha querido relacionarlo con rituales de “magia negra” o “satanismo”; sin embargo se sabe que para esas personas solo es una fecha más en su calendario, por otro lado el “Sábado de Gloria” de la Semana Santa católica o la Noche de Walpurgis son de los días principales que ellos usan para sus rituales. No es una fecha muy importante para ellos, y solo lo hacen para burlarse de una tradición cristiana, por lo que esos rituales oscuros no tienen nada que ver de forma directa con esa festividad.
Por lo que el Halloween y del Día de Muertos se pueden convivir perfectamente uno junto al otro, uno no opaca al otro, ambas son tradiciones que mezclan mitos y leyendas, las cuales no tienen nada de maligno, aunque algunos grupos religiosos digan muchas falsedades sobre su origen, pero es debido a su ignorancia, por no investigar nada sobre la historia real de sus orígenes. Los cánticos de “Noche de brujas Halloween”, o “Dulce o travesura”, o el “pedir calavera” que son usados por niños para pedir dulces no tienen nada de maligno, solo forman parte de esa tradición que ha evolucionado, como la misma sociedad evoluciona.
No le temas a los muertos ni a la oscuridad, mejor cuídate de los ignorantes vivos.
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