O ornitólogo es una de esas películas difíciles de clasificar, en las que naturalismo y surrealismo van cogidos de la mano, dejando al espectador en una posición hasta el momento muy poco explorada. Fernando, el protagonista del film, un ornitólogo que recorre las orillas de un río para observar a sus preciadas aves, sufre un accidente con su kayak. El destino hace que sea rescatado por dos peregrinas chinas, que están realizando el camino de Santiago y que se han perdido considerablemente en un bosque portugués. Este “agradable” rescate se convierte al día siguiente en una horrible captura. Fernando se despierta en calzoncillos amordazado a un árbol. Las peregrinas chinas, confundiéndolo con San Antonio, quieren obligarlo a que sea su guía para proseguir correctamente su camino. Fernando consigue liberarse y huir, perdiéndose en un inmenso bosque, lleno de misterios, que parece no tener fin.
En un momento hacia el final de O ornitólogo, Fernando le dice a otro personaje que acaba de resucitar, que no importa lo extrañas que parezcan las cosas, si son reales nos las tenemos que creer. Rodrigues lanza una llamada directa al espectador, las cosas fantásticas y surrealistas que le suceden a Fernando por el camino (desde cruzar un tramo de bosque lleno de animales disecados hasta encontrarse con unas guerreras amazonas a caballo sin camiseta y que hablan en latín) son retratadas a través de una puesta en escena real, tan real como nos parecen los sueños cuando dormimos.
El resultado final, es una mezcla entre lo pagano y lo sagrado, entre lo humano y lo animal, entre lo lógico y lo poético… Una travesía de dos horas de duración que nos seducirá a través de una fotografía hermosa del bosque selvático y unos actores que interpretan a unos personajes de una forma única, extraña y muy poco convencional. No resulta sorprendente tras verla, que Rodrigues se alzara con el premio a mejor director en la pasada edición de Locarno.
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