Acabo de vivir uno de los momentos más emotivos y emocionantes a lo largo de los seis años de primaria que lleva Constanza: el legendario festival del 10 de mayo (día de las madres en México).
Sí, muchas veces se ha cuestionado por qué hacer lo mismo año con año, generación tras generación. Y cercana la fecha, no faltan los memes sobre Denise de Kalafe y su ya tradicional canción "Señora señora". Y aunque pareciera que toda madre obligatoriamente tiene que vivir estos rituales muy mexicanos, ¡yo no había tenido dicho placer!
Desde que llegamos a la primaria, me tocaron algunos festejos como una clase masiva de zumba, en la que la mayoría de las mamás hicimos el ridículo intentando mover las carnes al ritmo del instructor, eso sí, fue muy divertido, no lo niego. En otra ocasión los pequeños nos dieron masajes y nos pintaron las uñas, todo al estilo de un spa en el que se trataba de convivir con los niños y de que ellos nos consintieran. Otro año más nos dieron un desayuno y nos llevaron mariachi, y así fueron la mayoría de los 10 de mayo, convivencias en las cuáles compartimos momentos con nuestros hijos.
Pero yo, que soy tan cursi, siempre me queje de no haber vestido a mi hija de china poblana, de adelita o de verla bailar un huapango. Todas esas cosas que recordaba haber vivido cuando niña en la primaria, no pude presenciarlas con mi hija. Así que cuando escuché que este año sí estaban organizando bailable y cuando nos dijeron que las niñas irían con su falda de rock and roll para bailar al mero estilo de los años 50, estallé de alegría y de emoción.
La felicidad se multiplicaba porque sabía que sería nuestro último 10 de mayo en la primaria, y que mejor manera de coronar este recuerdo, que con el mejor festival de todos los años. Además me invadió la nostalgia, pues Constanza en su último festival de día de las madres del kinder, también bailó rock and roll.
Además de bailar una canción de Vaselina, que sobra decirlo, ¿quién no ama la famosa película? también cantaron "We go togheter" de la misma película. Debo decirles que cuando Constanza escuchaba la canción en casa para ensayar, a mi me rodaban las lágrimas.
Todos los grupos, desde primero hasta sexto, fueron vestidos en torno a la misma temática. Los profesores y directivos también fueron vestidos de acuerdo al tema. Colgaron por doquier discos de acetato y malteadas gigantes además de que había una rockola de globos. Había palomitas, refresco y helado para las mamás.
Reconozco y agradezco profundamente el esfuerzo que hicieron alumnos, profesores, directivos y hasta padres de familia para habernos regalado un festival tan especial. Sí, aunque no lo crean, las mamás somos así y amamos este tipo de eventos, sin importar si es año con año, si los niños bailan bien o no quieren sonreír, se trata de nuestros pimpollos y nada más emocionante y gratificante que ver a nuestro crío bailando para nosotros.