Emocionante, o casi perfecto diría yo, el cartelazo de lo que se nos avecinaba aquella tarde/noche, parecía que lo habían hecho a mi medida y lo mejor de todo, que aunque se solaparan algunos grupos, siempre podías acabar viendo un ratito de su actuación.
Mi primer acelerón de corazón, fué en las taquillas cuando vi delante de mis ojos a Lyona, con la cual unos minutos más tarde me haría una fotico e intercambiaría algunas palabras y como dice la canción de Alexandre Rexach, ¡Qué guapa es!. Me quedó una sonrisa de quinceañero que era para verme.
La primera actuación que vimos, ya comenada, era la de Mürfila, presentando su nuevo trabajo I love Ü, con un espectáculo tremendo, y con la ilusión añadida que teniamos a una de los nuestros en las mini-murfis. (Anna, un saludo). Canciones muy guitarreras, muy en la onda de sus admirados Nirvana y un directo de los mejores del país. Habrá que explorar con dedicación el disco.
Al terminar, fuimos al otro escenario a ver que nos ofrecían Mel, otra grata sorpresa musical y que no me dejó para nada indiferente. Su música, un híbrido selecto entre Teenage Fanclub y Gigolo Aunts, y claro, así conmigo ya tenían ganado el cielo. Apuntados quedan.
De nuevo al Sant Jordi Club, que en un plis arrancaban Standstill y eso había que verlo y deleitarse. Con su fusión de delicadeza y ruidismo, conquistaron a los más escépticos y consiguieron las primeras palmas , muy flamencas, eso si, con Adelante Bonaparte (I) y consiguieron una comunión perfecta artista/público con sus clásicos ¿Porque me llamas a estas horas? y 1,2,3,sol, del grandioso Vivalaguerra.
Remataron una actuación perfecta con Adelante Bonaparte (II), con el público entregado y con ganas de más.
Llegaba el momento quizás más ansiado para servidor, que era ver a Astrud+Col·lectiu Brossa, en un espectáculo único, para paladares exquisitos, o simplemente para fans entregados, aunque también creo que hubiera sido mejor en un auditorio, para disfrutarlo como era de recibo.
Tocaron todos sus clásicos, desde Esto debería acabarse aquí, a El vertedero de Sao Paulo, y mención aparte, para la divertida versión, como no, de Hay un hombre en España, tal vez la que mejor se acoplaba al espectáculo. Manolo y Genís, tan cínicos, divertidos y mordaces como esperabamos. ¿Porqué quién no se quedo con el comentario de Manolo al acabar La boda? No os caséis... o casaros, yo lo he hecho.
Corriendo de nuevo, dirección al otro escenario, para ver el ya comenzado concierto de Mishima, presentando Ordre i aventura, que en directo suena tan luminoso, tan divertido y tan bien como en el disco.
Había que ver como sonaba Tot torna a començar, y había que ver al público con sus bocas abiertas, deleitándose con Un tros de fang o Qui n'ha begut, y con todo este concierto, para mí uno de los más satisfactorios del festival. Hay mucha genialidad en Carabén y los suyos, y también se nos hizo corto, como todas las cosas buenas, ¿no?.
De Mishima, directos a ver a sus compis de Delafé y las flores azules, que con el nuevo disco, y como se pudo comprobar, con el nuevo directo, han ganado muchísimos enteros. Con canciones como Río por no llorar, 1984 y Espíritu santo, con el carisma y simpatía brutal de Oscar y la voz de sirena embrujadora de Helena, solo podías hacer que ponerte a bailar y a divertirte como un niño pequeñito, mientras no dejabas de mirar al escenario viendo los movimientos del tandem.
Antes de que terminaran los del Masnou, me fuí para perderme menos trozo del directo de Unfinished Sympathy. Llegué justo cuando Eric trataba de afinar su guitarra y uno de sus compis, diría yo que con alguna copa de más y a modo de homenaje, se acercó al micro y soltó eso de Romper un silencio así no tiene perdón..., a lo que Fuentes se sumó con una sonrisa pícara y el público hizo lo propio con palmas y emoción al unísono. Sonaron las que servidor esperaba con más ansía, This living kills y la perfecta Avida Dollars, con una robustez y fiereza que me dejó de piedra.
Eric Fuentes, campechano como él solo, nos contó que le hacía mucha ilusión poder contar a sus nietos, que había tocado en el mismo sitio, que Metallica, AC/DC o Beyoncé, lo que arrancó una carcajada del respetable.
También quiero comentar un suceso que me trastocó nada más terminar su concierto. Fue en un momento de necesidad de vaciar aguas menores, cuando ví que una pareja se dirigía hacia la misma dirección que yo y se metieron en el WC de al lado. Sin quererlo, oí bajar cremalleras, oí el plástico del condón y casi hacen que se me cortara el pipí por su culpa. En fin, todos sabemos como son los apretones... creo.
De allí, a Sidonie, de los que tenía cierto miedo a la decepción, tras ese concierto que les vi en un BAM en la Plaça Reial. Pero para nada, creo que fué el concierto más completo de la noche, rompiendome a trozos varias veces con sus clasicazos; Nuestro baile del viernes, Feeling Down, Fascinado; la muy tarantinana en directo La sombra; Por tí, que casi me hace derramar alguna lagrimilla; Un día más en la vida, para la cual contaron con la voz de la hermana de Marc y así casi todas, con el remate de El incendio, en la que ya me volví loco.
Mención aparte, para Giraluna, con todo el Sant Jordi sentado en el suelo mientras el ya mencionado Marc Ros, la cantaba, paseandose entre el público, el cual sacó sus móviles y cámaras a velocidad de vertigo para captar el momento.
De Sidonie directo a ver el final de unos Mendetz, que creo que pillé en el mejor momento, o sea las últimas canciones. Souvenir, Maximo Truffato, Future Sex y una descacharrante cover a base de casios y vocoder del Barcelona de Freddie Mercury, fueron lo que me encontré, que si bien me gustó, me dejó con una espinita de querer de ellos un poco más. Aunque el cuerpo ya no estaba para demasiado trote en aquel momento, puestos a ser sinceros.
Llegó el último de los conciertos para servidor, ya que op té por sudar literalmente de los pesados de Els amics de les arts y su aura de hype y con el corazón palpitante, a ver de nuevo a los grandísimos Love of Lesbian, a los que siempre les tengo ganas y con los que llegué a la conclusión que no necesito saltar, ni botar, ni hacer el burro en sus conciertos, ya que tengo tan grabadas a fuego sus letras que me limito a meterme en su mundo y me dejo arrastrar por la voz y las palabras de Santi Balmes, inmenso como de costumbre.
Me saltaron las lagrimillas en Los colores de una sombra, supongo que por mi momento vital, me las tuve que contener en Domingo Astromántico, y disfruté como un enano en todas y cada una.
En Miau, con ese crack que es Carlos Cros, ex-vocalista de Los Selenitas y ahora con Los 400 golpes, dando la réplica a Balmes; en Me amo moviendo el esqueleto como buenamente podía y con ese final, vestidos de amantes-guisantes mientras entonaban la freak Algunas plantas, a la que poco a poco le voy cogiendo más el tranquillo, jejejeje.
Cuando ya no me quedaban fuerzas para nada, apareció Guille Milkyway, que más que una sesión hizo toda una declaración de principios, que arrancó con un suave cover del Here comes the sun, diría que el de Klaus & Kinski, para ir soltando perlas del calibre de Ça plane pour moi, Pavo real (si,si, la de El Puma, acelerada a ritmo de J-Pop, I want you back de los Jackson 5, etc, incluso la canción de Grease cuando estabamos saliendo ya del recinto.
El cuerpo y las neuronas ya no daban para más y la intensidad y el ritmo del festival agotaban al más pintado. Solo agradecer a tod@s y cada un@ con los que compartí algún momento del mismo, ya que sin ellos, nada hubiera sido lo mismo.