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Fez, la ciudad de los mil y un laberintos

Publicado el 12 noviembre 2014 por Entrelugas
Imagina viajar en el tiempo, y encontrarte caminando por un zoco bajo toldos de tela y olores intensos a comino, cuero o carne de algún camello o cabra recién sacrificados. Imagina, adentrarte por un silencioso laberinto de callejuelas donde sólo se escuchan tus pasos, lejos del barullo del mercado, hasta una puerta con aldaba. Tras ella, un fresco y sombreado patio con fuente será tu lugar de descanso. Imagina, sentarte sobre una alfombra que presume de mágica, con un té caliente entre las manos, y escuchando el estremecedoramente bello canto de la llamada a la oración que sale de los minaretes.

Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

Madraza Bouinania


Fez, es una de las llamadas cuatro ciudades imperiales de Marruecos, junto a Meknes, Rabat y Marrakech, y la más antigua de todas ellas. Construída en el siglo VIII, dicen de ella que fue fundada por los expulsados de al-Ándalus y los exiliados de Kairuán, en Túnez. Fue la capital administrativa del imperio marroquí en varias ocasiones, sin embargo, con la llegada de los colonos franceses, la capital se trasladó a la ciudad de Rabat, status que se ha mantenido hasta nuestros días. Actualmente, Fez es la capital religiosa, cultural y artesanal del país de las especias.
Ésto es, básicamente, lo que nos cuentan en todas las páginas cuando uno busca información sobre Fez. Las que menos, nos cuentan incluso su historia desde el principio de los tiempos. Y qué. Jamás nos haríamos una idea de lo que llega a ser esta ciudad, porque Fez no es una ciudad para leerla, sino para vivirla. Por eso se me plantean tantos problemas al escribir este post.
La primera palabra que aparece en mi mente nada más llegar aquí, es locura. De repente todo se vuelve un caos, color, prisas, movimiento. Después de un aletargado viaje, viviendo la cotidianidad de los días y las semanas en una apartada ciudad, o descubriendo la tranquilidad del desierto, llegar a Fez fue como una revolución.
Para que os hagáis una idea mejor, la ciudad se divide en tres partes, relacionadas con tres periodos históricos diferentes: la ciudad moderna, o Nouvelle Ville, creada por los franceses; la Mellah, o el barrio judío, y la parte más antigua, la mayor ciudad medieval del planeta y, para más señas, Patrimonio de la Humanidad desde el año 1981.
Rodeada esta última por unas grandes murallas, la separan del siglo XXI numerosas puertas monumentales; cruzar sus umbrales en una u otra dirección, nos trasladan a una distancia de varios siglos en tan sólo unas décimas de segundo.

Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

Una pequeña vista de Fez, con una de las cuatro curtidurías que existen en la ciudad. Aquí trabajan y colorean el cuero, artesanía típica local.

Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

Ciudad religiosa

En Fez nos encontramos directamente con la capital del islám en el país. Con inmensa mayoría de musulmanes entre su población, la ciudad se convirtió en un referente de la religión islámica.
Numerosas mezquitas pueblan la ciudad, y muchas de ellas también funcionaban como centro de enseñanza y residencia, las llamadas medarsas o madrazas, donde se enseñaba principalmente el corán y los estudios islámicos.
Ejemplos de ellas son la madraza Attarine o la madraza Bouinania, dos de las más expectaculares. Sus patios están abiertos al turista, no así las instalaciones interiores, reservadas únicamente para los musulmanes.
Aunque está prohibido el paso para los demás, por la ciudad hay algunos recovecos por donde se puede ver el interior de una inmensa sala, y a los musulmanes, descalzos, rezando en ella, en sepulcral silencio. A las puertas siempre hay alguna fuente donde deben lavarse los pies antes de entrar.
Todas las mezquitas tienen su correspondiente minarete, del que, como dije al principio del post, sale un penetrante canto: es la llamada a la oración, que se produce cinco veces al día.
A propósito de ésto, los marroquís cantan muy, muy bonito, ya sean cantos religiosos o de cualquier otro tipo.
Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos
Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

Ciudad cultural

Cultura y religión aquí van prácticamente unidas de la mano. Aquí se encuentra la que es considerada la universidad más antigua del mundo: la mezquita Karaouiyine. Se construyó en el siglo IX, cuando los principales estudios en aquellos tiempos eran sobre la teología, el estudio del árabe y el derecho coránico.
En su día albergó una importante biblioteca de más de 320.000 obras, de las cuales hoy conserva alrededor de treinta mil, con algunos ejemplares raros y únicos en el mundo.
Pero no sólo religión se aprendía aquí. Como dije antes, las madrazas eran escuelas donde se enseñaba principalmente el corán, pero también algunas ciencias como matemáticas, astronomía, medicina, geografía...
Para ello, estos lugares funcionaban también como residencia para los estudiantes, que venían de todas las partes del Magreb (en plan Erasmus medieval). La medersa Cherratine, a diferencia del resto, se puede visitar por dentro, incluídas las habitaciones donde residían los estudiantes.
Hoy en día la ciudad posee numerosos palacios y museos, que ponen de relieve la enorme riqueza cultural y arquitectónica que ha cultivado durante siglos.

Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

¡Pero mira qué cielo!


Ciudad artesanal

Como ya apunté, en esta ciudad se encuentra la medina más grande del mundo, Fez el-Bali, y doy fe de que así es; uno sabe dónde empieza, pero no sabe dónde y cuándo acabará. Las calles te van engullendo y fascinando a la vez, perdiendo totalmente la noción del tiempo y del espacio, sin darte cuenta de que ya anocheció, y que tus pies están gritando de dolor. Al final, terminas en una plaza abarrotada de gente, sin tener la más mínima idea de cómo volver al riad.
Sus casi diez mil calles laberínticas repartidas en distintos zocos según el tipo de gremio, te ofrecen  un completo sincretismo de aromas, sabores, colores, artesanías, productos y ambientes de lo más pintorescos. Alfombras, cerámicas, especias, cuero, tapices, henna, lanas, piedra o madera, son tan sólo un ejemplo de lo que uno puede encontrarse aquí, en grandes cantidades.
Curiosamente, de aquí también es típico el gorro clásico que todos tenemos en el imaginario común, el que usaba Aladdín, ese rojo con flecos negros, llamado, precisamente, fez. Aunque hoy en día su uso no es generalizado, y se reserva prácticamente como souvenir para el turista, antiguamente se puso de moda entre la gente de las altas esferas.

Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

Los famosos higos chumbos. Los hay en Marruecos P O R T O D A S P A R T E S

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Fez, la ciudad de los mil  y un laberintos

En algún lugar dentro de la inmensa medina de Fez

Algo que me fascinó de Marruecos, es que a las once de la noche hay tanta vida en la calle, en especial en los mercados, como a las doce del mediodía. Cuando en España a esas horas ya todo está muerto, con los comercios cerrados desde hace horas, en Marruecos uno puede salir a comprar cualquier cosa que se le ocurra, tomarse algo, o disfrutar del bullicio de la noche.
Por contra, las terrazas y bares locales parecen reservados única y exclusivamente a los hombres, sea la hora que sea. Pero por suerte, es algo que no ocurre en los locales más turísticos, donde incluso las propias mujeres marroquís disfrutan de este acto tan agradable y social.
Sea como sea, ya dije que Fez es una ciudad para vivirla, para sentirla, y éso, es algo que sólo uno mismo puede experimentar. ¿Estás dispuesto a abrir los cinco sentidos?

Algunos lugares mágicos 


- La medina es expectacular de día, pero aún más lo es de noche. Atrévete a perderte en ella.
- No sólo pienses en compras; recorre los callejones de la ciudad vieja, entre viejas paredes y vigas de madera que sostienen siglos de historia.
- Tómate un te en una terraza con vistas a la ciudad al atardecer.
- Sube hasta algún mirador de los alrededores (a las afueras) desde el que poder observar toda la ciudad. 

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